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Es la principal causa prevenible de muerte en el mundo. El 40 por ciento de la población global de entre 15 y 65 años fuma. Por qué se debe renunciar al cigarrillo. La palabra de expertos y la consigna de la OMS
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El Día Mundial sin Tabaco, instaurado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
invita a tomar conciencia sobre los riesgos de su consumo para la salud
y la importancia de la promoción de políticas públicas eficaces que
colaboren a reducirlo. Como todos los años, la OMS propone un lema:
"Poner fin al comercio ilícito de productos de tabaco".
El consumo de tabaco es la principal causa prevenible de muerte en el mundo, y actualmente mata a 1 de cada 10 adultos,
ocasionando más muertes en conjunto que la infección por HIV/SIDA, el
alcoholismo, las drogas ilegales y los accidentes de tránsito.
Una adicción mundial
Se estima que el 40% de la población mundial de entre 15 y 65 años fuma
En Argentina la cifra ronda el 27%, alrededor de 9 millones de personas, de las cuales 3 millones consumen más de 25 cigarrillos por día. Asimismo, mueren anualmente alrededor de 40 mil personas a causa del tabaco.
El
consumo de tabaco explica 5,4 millones de muertes por año en todo el
mundo como consecuencia de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y
las enfermedades respiratorias crónicas, entre las más importantes.
Además, es un factor de riesgo presente en 6 de las 8 principales causas de muerte en el mundo.
Entre las enfermedades relacionadas con el tabaquismo activo y pasivo
se encuentran distintos tipos de cáncer (pulmón, esófago, vejiga, riñón,
estómago, páncreas), enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC),
enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y enfermedad vascular
periférica.
"Un aspecto preocupante
que se observa en todo el país es el descenso en la edad de inicio. El
mayor porcentaje de adolescentes de nuestro país probó fumar por primera
vez entre los 12 y 13 años (44,5%), mientras que un 21,6% lo hizo a los
11 años o menos. Y se calcula que el 15% del gasto en salud corresponde
a enfermedades relacionadas con el tabaquismo activo y pasivo", explica
la doctora Laura Grynberg, médica cardióloga (MN 99592) y miembro de la
Fundación Cardiológica Argentina.
El fumador pasivo, en riesgo
Respirar
humo de tabaco ajeno incrementa el riesgo de padecer enfermedades
cardiovasculares, cáncer y enfermedades respiratorias entre quienes no
fuman. "De las 40 mil muertes anuales por tabaquismo en el país, 6 mil corresponden a personas que nunca fumaron pero que estuvieron expuestas al humo de tabaco", resalta la especialista.
Explica
Grynberg: "Dejar de fumar es, quizá, una de las mayores acciones que un
sujeto tabaquista puede realizar por su salud. Está demostrado además
que es siempre beneficioso, sin importar el grado de daño generado en un
individuo. Sin embargo, un porcentaje considerable de tabaquistas
descree del riesgo real al que se exponen, independientemente de su
grado de instrucción".
Sin embargo en
la actualidad, diferentes medidas adoptadas por los gobiernos y las
organizaciones sanitarias han contribuido a concientizar a la población
con respecto a los riesgos vinculados al tabaquismo. "Un porcentaje
significativo de los fumadores tiene la intención de abandonar el hábito
en algún momento de su vida. Sin embargo, el riesgo de padecer cáncer
o enfermedades cardiovasculares persiste durante años una vez
suspendido el hábito tabáquico, lo cual torna imperiosa la necesidad de
que el abandono sea lo más temprano posible", advierte.
"Si
transmitimos este mensaje a nuestros pares, habremos ganado una
importante batalla en la larga y dificultosa lucha contra esta
epidemia".
¿Por qué se engorda al dejar de fumar?
La
nicotina es el componente más adictivo del tabaco y en los fumadores,
esta sustanciaactúa como anorexígena, disminuyendo el apetito.
"A
nivel del aparato digestivo disminuye los movimientos musculares,
necesarios para la digestión de los alimentos; también reduce la función
de la vesícula biliar, necesaria para que las grasas se asimilen, y de
otras secreciones digestivas, por lo que se dificulta la absorción de
nutrientes. El metabolismo basal de las personas fumadoras está
aumentado en unas 200 calorías en comparación con las no fumadoras.Todo
esto contribuye al aumento de peso cuando se deja de fumar", explica la
doctora Patricia Rubinstein, del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna.
Dejar el hábito del cigarrillo, mejorará enormemente los sentidos del gusto y del olfato
Es
por eso que las comidas tendrán un mejor sabor y aroma y, por lo tanto,
se comerá con más ganas y se desearán alimentos con sabores fuertes.
"Así,
se genera más ingreso de comida y, por ende, más calorías que llevan al
aumento de peso. En ausencia del tabaco, aumenta el estrés y la
ansiedad y se trata de calmar los nervios comiendo más de lo debido.
¿Significa esto que no conviene dejar de fumar porque vamos a engordar?
Definitivamente no. Si se lleva a cabo una alimentación correcta y se
practica actividad física de manera habitual, no se va a producir
forzosamente un engorde", agrega la experta.
Curiosamente,
explica Rubinstein, tanto el tabaco como cierto tipo de comidas
compuestas por hidratos de carbono refinados -harinas con grasa y sal,
harinas con azúcar, etc- confluyen en la excitación de una zona del
cerebro llamada hipotálamo, donde se encuentra un centro de "recompensa y
placer". Por eso, al dejar de fumar, el impulso lleva a querer consumir
ese tipo de alimentos y no otros.
"Es muy recomendable
redactar un listado de diez actividades que nos produzcan placer,
excluyendo el tabaco, la comida ó las bebidas, ya que todas ellas
conducen al mismo tipo de estímulo cerebral adictivo. La clave es
apartar la mente del deseo de fumar, pero sin comer de más, adaptándonos
a una alimentación neutra, que no estimule nuestras papilas gustativas
ni nuestro centro de recompensa y placer".
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