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Se le conoce coloquialmente como The Boneyard
y es el “cementerio” de aviones militares más grande del mundo, ubicado
en Tucson, Arizona, EE.UU. Alberga más de 4.400 viejas aeronaves en una
gigantesca superficie de más de 10 km. cuadrados. Aquí se almacenan, se
aprovechan sus piezas y se les deja descansar para siempre en mitad de
la nada.
Este
cementerio sirve a la vez de museo improvisado del pasado bélico de
EE.UU. Un pasado que ayuda a entender también el presente. En el 309th Aerospace Maintenance and Regeneration Group (AMARG),
el nombre oficial del lugar, hay de todo: aviones que transportaron a
presidentes, cazas abatidos por el enemigo durante guerras en medio
mundo y hasta un avión comercial de la antigua Trans World Airlines (TWA) secuestrado en 1969.
Decenas de F-4 Phantoms alineados
Este enorme
complejo se creó en 1946 para albergar aviones tras la Segunda Guerra
Mundial. En los siguientes años se fue poco a poco ampliando como un
gigantesco almacén y cementerio donde van a parar todo tipo de aparatos
fuera de servicio. Un extraño recordatorio físico de las guerras del
pasado. Y de las que, desgraciadamente, aún están por llegar.
El fotógrafo de la agencia Associated Press Matt York visitó recientemente el Boneyard. Estas son sus impresionantes imágenes:
Decenas de Lockheed C-5 Galaxy
Uno de los pocos aviones de pasajeros del cementerio, un Boeing 707 de la TWA
Fue
secuestrado en 1969 por el Frente Popular para la Liberación de
Palestina creyendo que el entonces embajador de Israel en la ONU,
Yitzhak Rabin, iba a bordo. Cuando descubrieron que no era así, los
secuestradores volaron a Siria y liberaron a todos los pasajeros excepto
a dos ciudadanos israelíes. Luego hicieron explotar la cabina justo
después de que los rehenes lograran desembarcar.
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