Parpadea y te lo habrás perdido. En los apenas cuatro segundos que dura a continuación, este diminuto brazo robótico
selecciona una mosca de la fruta de entre varios ejemplares de este
insecto y se la lleva tan rápida como delicadamente. Ni siquiera la
mosca parece ser consciente de lo que ha ocurrido.
El dispositivo es obra de un grupo de expertos en biología y robótica de la Universidad de Stanford, y promete revolucionar los aspectos más tediosos de las investigaciones en las que se utilizan moscas de la fruta.
La Drosophila Melanogaster
es solo una de las múltiples especies de mosca de la fruta que existen.
Sin embargo, este pequeño insecto de apenas 3 milímetros desempeña un
papel crucial en miles de investigaciones sobre biología evolutiva,
patología, microbiología y, sobre todo genética. La Drosophila es tan
idónea porque alcanza su madurez muy rápido, es muy prolífica y se
reproduce muy rápidamente. Además, su genoma es de sobra conocido. Se
secuenció completamente en el año 2000. Fue uno de los primeros animales
de los que pudimos conocer sus genes completos.
Estas
ventajas no están exentas de inconvenientes. El principal es su pequeño
tamaño, que hace bastante compleja su manipulación. El robot ideado en
Stanford consiste en un tubo capaz de sujetar el insecto con delicadeza
y, al mismo tiempo con una precisión y velocidad increíbles. Un grupo de
sensores y cámaras permiten determinar la posición y velocidad del
animal, su sexo, y hasta tomar medidas de sus características físicas.
Depositando
la mosca sobre una pequeña bola flotante, el dispositivo incluso es
capaz de hacer pruebas de respuesta neurológica, tomar muestras y hasta
realizar intervenciones quirúrgicas a los insectos. Uno solo de estos
robots es capaz de realizar estudios a hasta 1.000 moscas en un período
de 10 horas. El funcionamiento del dispositivo acaba de ser descrito en
la revista Nature. ¿Su precio? en torno a 5.000 euros. [Nature vía New York Times]
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