El
viernes 31 de julio tenemos luna llena, pero no una cualquiera. Se
trata de una luna llena azul, un fenómeno que solo se produce cada
aproximadamente tres años. Aunque su nombre sugiere otra cosa, no tiene
nada que ver con el color azul.
Por luna azul
se conoce a la segunda luna que tiene lugar dentro del mismo mes en el
calendario gregoriano. La primera luna llena de julio tuvo lugar el
pasado día 2, la próxima llegará el 31. Aunque parezca algo común, en
realidad no lo es. La próxima luna azul no llegará hasta 2018. Ese año,
además, contará con un fenómeno extra que solo tiene lugar entre tres y
siete veces cada siglo: habrá dos lunas azules en enero y marzo. El
último año con dos lunas azules fue 1999.
Se cree que
el nombre de luna azul (Blue Moon) data de la Europa medieval y tiene
su origen en la palabra del inglés antiguo “belewe” que significa
“traidor”. La doble luna llena no era muy bien recibida en aquella época
porque generalmente significaba alargar el período de ayuno en
cuaresma. Luna traidora.
Por
supuesto, no faltan quienes aseguran que esa noche la luna es de color
azul o tiene un tono azulado. Nada más lejos de la realidad. Se trata
tan solo de una fascinante coincidencia producto de nuestro calendario
gregoriano. A veces nuestro satélite puede tener un ligero tono azulado,
pero eso solo ocurre debido a partículas en suspensión en la atmósfera
que filtran la luz de la luna. Estas partículas suelen tener su origen
en grandes incendios forestales o erupciones volcánicas.
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