Es el final del túnel para Elizabeth y Victoria. Bajo esos bonitos nombres se esconden dos colosales máquinas tuneladoras que han completado uno de los proyectos de ferrocarril más ambiciosos de Londres. Ahora les toca descansar, pero para ello hay que sacarlas de su actual localización, a 40 metros bajo tierra.
El túnel
Crossrail comenzó en mayo de 2012. Las dos perforadoras gemelas han
excavado un túnel de casi 42 kilómetros para encontrarse, tres años
después, a cuarenta metros bajo la estación de Farringdon. Mientras
terminan los trabajos de acondicionamiento del túnel, los ingenieros
desmontan las perforadoras para sacarlas de allí.
La tarea no
es sencilla. Elizabeth y Victoria no son un simple taladro. Cada una
pesa en torno a mil toneladas y mide 130 metros de largo con un diámetro
de siete metros. Son tan grandes porque no solo hacen el trabajo de
perforar. También extraen el material resultante y colocan las grandes
placas de hormigón que forman la estructura del túnel.
El proceso
de extracción comienza por desguazar toda la estructura principal. La
mayor parte de ella se desmonta en grandes pedazos que salen sobre las
mismas vías del tren para su eventual fundición.
El único
elemento que no será destruido es el rodamiento principal, una
maquinaria de alta resistencia y 70 toneladas de peso que se devuelve a
su fabricante, la compañía alemana Herrenknecht, para que se revise y
sirva en otros proyectos.
El último
paso es extraer el cabezal de perforación. En algunos proyectos se logra
sacar completo, pero en este caso no era posible, así que lo que se ha
hecho es proceder a cortarlo en trozos de unas pocas toneladas para su
extracción. De nuevo, es una labor pesada. El cabezal es tan duro que
hacen falta herramientas de corte capaces de alcanzar más de 3.000
grados Celsius para poder partirlo. Este vídeo del proyecto muestra las
labores de desguace con detalle. Bajo él, un par de imágenes del día en
el que Elizabeth y Victoria entraron para comenzar el proyecto.
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