El templo
estaba dedicado al dios semita Baal Shamin y llevaba 2000 años en pie.
Se empezó a construir en el año 32 antes de Cristo y se terminó en el
siglo II. Cien años después sufrió los saqueos de la ciudad, y varios
conflictos desde entonces. Para evitar su destrucción total, los árabes
lo convirtieron en una mezquita en 1137. Desde hace tres décadas formaba
parte del Patrimonio de la Humanidad.
La ciudad
de Palmira era tradicionalmente un lugar de peregrinaje para el pueblo
semita y las ruinas se habían convertido en uno de los destinos
turísticos de Siria. Pero a la organización terrorista no le gusta el
arte que no comulga con el islam, así que con su conquista de Palmira
nos temíamos la destrucción del patrimonio. Parte de él está a salvo
gracias a que el ejército sirio trasladó un centenar de estatuas al
Museo Nacional de Palmira.
150.000 turistas visitaban Palmira cada año antes de que empezara el conflicto sirio.
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