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Bajo el lema “primero hacen reír y luego pensar”, los premios IgNobel reúnen cada año algunos de los experimentos científicos más disparatados y surrealistas. Uno de los particulares ganadores este año es Michael Smith, que dejó que una abeja lo aguijonease libremente (3 veces en el pene), por la ciencia.
La historia
comienza, como tantas otras en la ciencia, casi por accidente: durante
uno de sus estudios con abejas, una de ellas se coló accidentalmente
entre sus pantalones y le picó en un testículo. Smith, que estudia la
evolución de las abejas, quedó ligeramente sorprendido porque dejando
aparte las molestias obvias, la picadura no le dolió tanto como suponía.
Dándole vueltas al asunto, decidió crear la “Schmidt Sting Paing Index”, una
escala que evalúa de 1 a 10 el dolor que produce una picadura de
insecto según el lugar del cuerpo. Para crearla, a Smith sólo le hizo
falta un sujeto de pruebas, él mismo.
¿Cómo lo
hacía? Agarrando a una abeja por las alas con unas pinzas, apretándola
contra la parte del cuerpo deseada y dejando que el aguijón permaneciese
en e lugar de la picadura durante minuto antes de extraerlo.
El ránking
Las zonas más dolorosas, según el propio Smith en National Geographic,
fueron el tallo del pene (7,3), el labio superior (8,7) y la aleta de
la nariz (9). Los que menos la zona occipital del cráneo, la punta del
dedo del pie y el bíceps, todos con una valoración de dolor de 2,3. Las
nalgas, con un 3,7, tampoco son muy dolorosas.
Smith estuvo a punto de picarse en el ojo, pero abandonó el intento porque había riesgos de quedarse ciegos.
Lo curioso,
y aquí llega la parte científica, es que la proporción de dolor no se
corresponde directamente con las zonas más inervadas y/o con la piel más
fina. Es importante porque gran parte de los mapas de dolor se basan en
estos parámetros. Por ejemplo, la palma de la mano, donde la piel es
más gruesa, es mucho más dolorosa que en el cráneo, con la piel más
fina. O una picadura en la aleta de la nariz, la más dolorosa de todas
según Smith, duele mucho más que una en la punta del dedo de la mano,
pese a tener una inervación muy similar.
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