- Hallan un posible antepasado inédito de los seres humanos: el Homo naledi
Así se reconstruye la cara de un homínido que vivió hace cientos de miles de años
La primera imagen publicada del Homo naledi
nos ha engañado completamente. Esa viva imagen de un homínido que vivió
hace cientos de miles de años es tan perfecta que parecía CGI. No lo
es. Se trata de una magnífica recreación moldeada a mano por el
paleoartista John Gurche.
Gurche es conocido por haber sido el artista que recreó el rostro de Lucy a partir del esqueleto de un Australopithecus afarensis. El trabajo más reciente de este artista es precisamente el Homo naledi recién descubierto en África.
La palabra
artista en realidad no hace justicia a profesionales como Gurche. Su
trabajo se basa en cientos de datos morfológicos a partir de los cuales
el paleoartista deduce los rasgos faciales de la especie a reconstruir.
Los huesos,
y los conocimientos de anatomía actuales sobre primates y seres humanos
son los que deciden si un rasgo concreto es más prominente o no. Gurche
va aplicando capas de masilla para simular los huesos que faltan, los
tendones, los músculos o los depósitos de grasa hasta llegar a la piel.
La única
licencia artística es el pelo, cuyo color y distribución es imposible de
averiguar a partir de restos de huesos. Pese a ello, el trabajo de
especialistas como Gurche es una mezcla única de ciencia y dominio
absoluto de las técnicas de modelado. Solo en terminar al Homo naledi ha
invertido más de 700 horas. El vídeo sobre estas líneas muestra
detalles del proceso. [National Geographic vía Washington Post]
Hallan un posible antepasado inédito de los seres humanos: el Homo naledi
Se buscan paleontólogos delgados, bajitos y que no sufran claustrofobia. Ese era mas o menos el anuncio de empleo para trabajar en la cueva Rising Star de Johannesburgo, Sudáfrica. El resultado, eso sí, ha merecido la pena. Han descubierto una potencial nueva especie de hominido que ya tiene nombre: el Homo naledi.
El anuncio de trabajo no era ninguna broma. La cueva Rising Star
es un complejo de galerías extremadamente estrechas en el que los
antropólogos han descubierto más de 1.500 huesos de homínido
pertenecientes a una supuesta nueva especie aún sin confirmar. La
entrada a una de las cámaras donde han aparecido más huesos era una
grieta de solo 20 centímetros de ancho, así que la contextura corporal
delgada era un requisito importante para los investigadores.
El hallazgo
acaba de darse a conocer en Londres. Según el paleoantropólogo y líder
de la expedición, Lee Berger, los huesos pertenecen a una nueva especie
del género Homo (en otras palabras, antepasado del ser humano).
Según las
marcas de los huesos, el homínido encontrado tiene rasgos a medio camino
entre los entre los australopitecos y las especies con características
humanas como el Homo erectus. De confirmarse, el descubrimiento
reescribiría buena parte de la genealogía antigua de la especie humana.
El elevado número de restos encontrados nos permitirá salir pronto de
dudas. No faltan los paleontólogos como Christoph Zollikofer que se muestran escépticos porque los rasgos podría pertenecer a algunas de las especies que ya conocemos.
Geológicamente inusual
Aparte del
debate en torno a si el Homo naledi es una nueva especie o no, el lugar y
el contexto geológico en el que han aparecido los restos es muy
inusual. Lo normal es que los hallazgos de este tipo se produzcan
después de excavar trabajosamente un área. Sin embargo, muchos de los
huesos encontrados han aparecido sobre el propio suelo de la cámara más
remota de la cueva.
Eso y el
difícil acceso a la misma sugieren que se trata de algún tipo de
asentamiento funerario cuyos ritos aún están por determinar. El problema
es que, por el tamaño de la cavidad craneal, los Homo Naledi no eran lo
bastante inteligentes como para hacer fuego, y resulta raro que se
aventuraran en una cueva en total oscuridad para enterrar a sus muertos.
Incluso resulta inusual el mero hecho de que tuvieran conciencia
suficiente como para elaborar ritos funerarios en primer lugar. El
siguiente paso en la investigación es determinar con exactitud su
antigüedad mediante pruebas de radioisótopos.
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