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Los sutiles síntomas del cáncer de ovario que toda mujer debe conocer

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El cáncer de ovario es una enfermedad que afecta con mayor frecuencia a mujeres entre 50 y 60 años, aunque muchos especialistas aseguran que es importante ser consciente de cuáles son los síntomas a los 20 o 30 años para poder estar alerta si algo va mal ( animado: Getty Images/Priscilla De Castro para Yahoo Health).

Cuarenta años después de que comenzara la “guerra contra el cáncer”, el número de muertes por cáncer de ovario se ha reducido muy poco. Mientras que las probabilidades de supervivencia pasados 5 años del diagnóstico para el cáncer de mama son casi del 90%, en el caso de los ovarios son la mitad, aproximadamente un 45%. Seguimos sin tener un test de detección temprana para el más mortífero de los cánceres ginecológicos, aunque las medidas preventivas parecen progresar, detectando ya algunos síntomas.
No obstante, muchas mujeres a las que se les diagnostica cáncer de ovario son tomadas por sorpresa. A veces incluso recuerdan haberse sentido mal durante meses, pero el ajetreo y apuro de la vida moderna llevan a que muchas veces hagamos caso omiso de esos síntomas, restándoles importancia o simplemente ignorándolos, hasta que se convierten en un problema mayor y son evidentes.
“Probablemente estuve enferma durante dos años, sin darle importancia, y eso es lo que más me molesta”, dice Jenn Sommermann, una superviviente que ahora tiene 50 años y que en 2007, cuando tenía 41, fue diagnosticada con cáncer de ovario. “Durante mucho tiempo se ha dicho que el cáncer es un asesino silencioso. Ahora, podemos decir que susurra”, asegura.
Aunque los síntomas característicos del cáncer pueden no ser tan claros, varios estudios demuestran que hay cuatro síntomas tempranos de cáncer de ovario: distensión abdominal (hinchazón), cambios en la orina, dificultad para comer o saciarse rápidamente, y dolor pélvico o abdominal. Si bien es cierto que los síntomas no son los mismos en todas las personas, dado que evolucionan de forma distinta según el organismo, los expertos dicen que el mayor aviso es que no desaparezcan. A pesar de que la mayoría de las mujeres que desarrollan la enfermedad suelen tener más de 50 años (la edad promedio de diagnosis es 61 años), es importante entender las normas propias de cada cuerpo entre los 20 y los 30 años. Cosas como la duración de los síntomas, el tipo de hinchazón, o sentirse especialmente cansada durante el ciclo menstrual. Todo esto te servirá para darte cuenta cuando algo cambie.
A continuación, algunas mujeres que han sufrido cáncer de ovario comparten cómo se relacionaron con los síntomas, antes incluso de saber que los tenían.
Distensión abdominal
Al principio, Sommermann no pensaba demasiado en la distensión abdominal. A pesar de haber entrado en la menopausia antes de tiempo, seguía experimentando molestias. “Incluso después de dejar de menstruar”, explica. Sommerman recuerda que una mañana, mientras estaba acostada boca arriba en la cama, se quedó observando su vientre. “Le dije a mi marido: ‘Ya no tengo el vientre plano, parece que vaya a explotar’”, explica. “Pensé, este no es mi cuerpo. Ahí es cuando comencé a presionarme la zona y sentí que había un bulto”.
“Pensé, este no es mi cuerpo. Ahí es cuando comencé a presionarme la zona y sentí que había un bulto”.
En solo 72 horas, Sommermann ya había sido diagnosticada con cáncer de ovario en fase 3 y pasado por una histerectomía completa. Cuando comenzó a sentir que algo andaba mal dio por hecho que el tumor –del tamaño de una berenjena– se encontraba localizado en el lado izquierdo, pero finalmente los doctores lo localizaron en el lado derecho. “A medida que crecía, el tumor desplazaba los órganos hacia el lado izquierdo”, explica.
Mary Schwarzenberger, de 62 años, sintió distensión abdominal y otros síntomas que poco a poco, durante el invierno, se fueron haciendo manifiestos. Al principio los ignoró. “No soy ese tipo de persona que de buenas a primeras sale corriendo al médico, siempre he tenido muy buena salud”, asegura. “Simplemente me sentía hinchada, aunque probablemente debería haberme dado cuenta. Me puse a hacer abdominales como una posesa, y no servía de nada. Comencé a pensar que sería cosa de la edad”.
Falta de apetito o sentirse saciado rápidamente
Al mismo tiempo, Schwarzenberger tenía poco apetito, aunque siempre había sido de buen comer. “Por lo general, quiero comer mucho”, explica. “Pero durante el invierno previo al diagnóstico, comía y me llenaba muy rápido. Eso me resultó un tanto extraño, porque era invierno, una época en la que suelo estar menos activa y me doy más caprichos”.
En el transcurso de esos meses, dado que Schwarzenberger se sentía siempre saciada y había perdido el apetito tan característico en ella, también perdió nueve kilos casi sin darse cuenta. “Debería haberlo sabido antes, pero solo me pesé al final de todo”, explica.
Micción urgente o frecuente
El 2 de abril, Schwarzenberger fue a ver a su médico de cabecera por problemas urinarios. Al principio, pensó que los problemas relacionados con la micción urgente o frecuente eran algo que ocurría al envejecer, pero finalmente se dio cuenta de que podría sufrir una infección urinaria.
Después de la revisión, su médico de cabecera detectó que uno de los ovarios estaba más grande de lo normal. “Lo arregló todo para que fuese rápidamente al hospital para hacerme una ecografía”, dice Schwarzenberger. Ese ovario más grande de lo normal era un síntoma de cáncer de ovario en fase 1B. El 15 de abril le practicaron una histerectomía en el Fox Chase Cancer Center de Filadelfia.
Sommermann dice que notó algo extraño unos días antes de recibir el diagnóstico: empezó a despertarse de noche, con cierta regularidad, para orinar, cuando nunca había tenido necesidad de hacerlo. “En aquel momento pensé que quizás estaba bebiendo demasiado líquido antes de irme a dormir”, explica. Y continúa: “Había estado intentando hidratarme más a menudo, así que pensé que debía dejar de beber agua a partir de las siete de la tarde”. Lo que ocurría en realidad era que el tumor estaba creciendo y presionando la vejiga.
Dolor pélvico o abdominal
El tumor de Sommerman no estaba solo causándole problemas en la vejiga. También a su aparato digestivo. Bien entrada la noche, se sentía indigesta y con malestar estomacal, y no parecía mejorar. “Me tomé la píldora de color púrpura”, dice en referencia a NEXIUM, un medicamento usado para el reflujo. Pero no ayudó.
Schwarzenberger también explica que estaba experimentando problemas digestivos. Sufría fuertes dolores de estómago; otro síntoma de la edad, seguía pensando.
Tomados de forma individual, los síntomas del cáncer de ovario pueden no parecer lo suficientemente importantes, pero si se suman, esas sutilezas se convierten en problemas; y pueden pasar factura. Sommermann asegura que antes de recibir el diagnóstico sentía una intensa fatiga. Ese es otro síntoma que algunas mujeres han asegurado experimentar, así como dolor de espalda, dolor al mantener relaciones sexuales, estreñimiento y trastornos en la menstruación. “Por muchas horas que durmiera no dejaba de sentir fatiga”, asegura. “Los fines de semana, dormía 12 horas y me despertaba pensando: ‘Necesito dormir más’”.
Por suerte, nada más sentir el bulto en el estómago, y a pesar de ser joven y estar sana, Sommermann tomó las medidas necesarias. Recientemente ha participado en varios triatlones que, según ella, le han ayudado a salvar la vida. “Yo había llegado a tener un alto nivel de conciencia de mi cuerpo. Eso es lo que me empujó a ir al médico”, explica.
“Yo había llegado a tener un alto nivel de conciencia sobre mi cuerpo. Eso es lo que me empujó a ir al médico”.
El síntoma revelador
Para muchas mujeres, el cáncer de ovario no es silencioso. Por encima de cualquier otra cosa, quizás el signo inequívoco de la enfermedad es la corazonada de que algo extraño le pasa a su cuerpo. “Todos esos síntomas manifestándose al mismo tiempo… En el fondo, ya lo sabía”, dice Schwarzenberger. “Lo atribuí a que me estaba haciendo vieja, pero siempre hubo una voz dentro de mí que me advertía”.
Tienes que saber cómo funciona tu cuerpo. Sommermann dice que cuando el cuerpo deja de funcionar como lo hace normalmente, y esa anomalía persiste, hay que ir al médico cuanto antes. “Cada mujer sabe qué es normal en su organismo y qué no”, dice. “Por tanto, sabes cuánto fluctúa tu peso a lo largo de un mes, cuánto ganas o pierdes durante la menstruación. Si sube o baja dos meses consecutivos, puede que haya algo mal. No esperes hasta sentirte mal para hacerte pruebas y revisiones”.
A Sommermann la trató la doctora Stephanie Blank, ginecóloga especializada en oncología del Centro del Cáncer Perlmutter del Langone Medical Center de la Universidad de Nueva York. Por su parte, Schwarzenberger fue tratada por el doctor Stephen C. Rubin, jefe del Área de ginecología oncológica en el Fox Chase Cancer Center.
Ambos doctores subrayan la necesidad de estar alerta a los síntomas. “El cáncer de ovario es una enfermedad que se desarrolla muy rápido”, explica Rubin a Yahoo Health. “Una persona que haya pasado una revisión en la que todo parezca correcto, puede volver cuatro, cinco o seis meses después y tener un cáncer en fase avanzada”.
“Una persona que haya pasado una revisión en la que todo parezca correcto, puede volver cuatro, cinco o seis meses después y tener un cáncer en fase avanzada”.
A continuación, algunas claves para estar alerta y saber qué hacer si se diagnostica cáncer de ovario.
  • Pedir una ecografía transvaginal.Un control periódico del ginecólogo no basta. “Una prueba de Papanicolau no sirve para detectar el cáncer de ovario”. Explica Blank a Yahoo Health. “Este test sirve para comprobar el cáncer cervical”. Aunque probablemente un médico pueda detectar con las manos un bulto extraño, la prueba infalible es una ecografía transvaginal; debes hacerte esta prueba si sientes que algo anda mal. Blank recuerda que puede que algunos médicos de atención primaria estén menos familiarizados con este tipo de imágenes.
  • Conoce los factores de riesgo.Si tienes factores de riesgo que te puedan llevar a sufrir cáncer de ovario –como podrían ser precedentes familiares o mutación de los genes BRCA1 o BRCA2– es aconsejable que estés más atenta a los indicios y síntomas. Aunque ciertamente no existen recomendaciones formales para detectar el cáncer de ovario, las mujeres que tengan un alto riesgo pueden pedir a su médico un análisis de sangre que mide los niveles de CA-125, una proteína secretada por las células cancerígenas de los ovarios. Dado que el nivel de esta proteína es elevado en el 80% de los casos de cáncer de ovario, puede ser una buena idea averiguar el valor de referencia haciéndote un análisis en la juventud.
  • Visita a un ginecólogo especializado en oncología.Si te diagnostican cáncer de ovario, haz todo lo posible para ponerte en manos de un buen especialista. Es posible que en algunas regiones no abunden los ginecólogos especializados en oncología”, dice Blank. “En estos lugares, la atención es más integral. Los doctores tiene más años de trabajo sobre el terreno, y ciertamente se sostienen relaciones más cercanas y duraderas”.
  • Escucha a tu instinto.Los médicos y los pacientes hacen mucho hincapié en esto: no hagas oídos sordos a los síntomas porque te parezca que los puedes sobrellevar. Si notas que persiste algún cambio o que ocurre algo extraño en tu cuerpo, no lo dudes y ve a ver a un ginecólogo. “Obviamente hay que vivir”, dice Blank. “No puedes estar yendo al médico cada vez que tienes una simple hinchazón en la barriga –sino sería necesario ir día de por medio–, pero sí que deberías acudir si notas un cambio que no mejora. Si le explicas tus preocupaciones a tu médico y no recibes la respuesta que estás buscando, pide la opinión de otro médico. La primera que tiene que cuidarte eres tú”.

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