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Los
perros son maravillosos, pero viven muy poco tiempo comparados con los
seres humanos. ¿Quién no querría darle más años de vida sana y feliz a
su perro? En Seattle han comenzado a probar una sustancia que podría
alargar significativamente la vida de estos animales.
La droga en cuestión se llama rapamicina, y se conoce desde hace mucho tiempo en los hospitales. Bajo nombres comerciales como Sirolimus o Rapamune. La
rapamicina es el principal componente de diversos tratamientos en seres
humanos. Sirve para prevenir el rechazo en transplantes de órganos,
paliar la inflamación arterial en angioplastias, o para tratar algunos
tipos de cáncer.
La Rapamicina debe su nombre a la isla de Pascua (Rapa Nui en el idioma de los nativos) donde se descubrió la bacteria Streptomyces hygroscopicus de
la que se extrae, un microorganismo simple que vive en el suelo. Hay
muchas propiedades de esta sustancia cuyo funcionamiento aún no está muy
claro. Una de las más intrigantes es que previene el envejecimiento
celular en animales. Hasta ahora se ha probado esa cualidad en moscas de
la fruta, gusanos y ratones.
Streptomyces hygroscopicus. Foto: Public Health Image Library
Una de las
principales causas del envejecimiento es el desgaste metabólico. Al
parecer, la rapamicina induce una serie de cambios a nivel bioquímico
que hace creer a las células que están recibiendo menos nutrientes, lo
que las hace entrar en un estado metabólico más bajo y prolonga su vida.
Es, por poner una analogía, como si levantáramos el pie del acelerador.
Pero una
cosa es un ratón, que vive unos dos años, y otra muy diferente es un
animal más complejo como un perro o un ser humano. El bioquímico David
Sinclair, de la Escuela Médica de Harvard, y su equipo, quieren
estudiar las propiedades antienvejecimiento de la rapamicina, y para
ello han comenzado una prueba clínica con 32 perros mayores de seis años
en Seattle.
Una cuarta
parte de los animales no recibirán la droga, sino un placebo. Los
animales no sufren este efecto, pero sus dueños sí, y los investigadores
quieren evitar el sesgo en los voluntarios que han ofrecido a sus
perros. Hasta ahora no se han reportado cambios, pero estudiar el
envejecimiento lleva años. En caso de que la rapamicina tuviera algún
efecto adverso, los investigadores retirarán el tratamiento
inmediatamente. De momento, aún es muy pronto para determinar si la
rapamicina acabará convirtiéndose en un suplememto alimentario para
nuestros amigos caninos. [vía MIT Technlogy Review]
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