Ejercicio. Practicado de forma regular contribuye a evitar y disminuir los factores de riesgo más específicamente en enfermedades cardiovasculares y obesidad, incidiendo de manera directa en la prevención de la diabetes y trastornos de la circulación.
Santo Domingo
Las enfermedades crónicas son afecciones de larga duración, no contagiosas y que pueden ser evitables. Estas afectan cada vez más a países desarrollados y en desarrollo, como consecuencia de los cambios en la alimentación y el estilo de vida.
La OMS, en su informe de consenso científico publicado en el 2003, reporta que las enfermedades crónicas como las cardiovasculares, diabetes, cáncer y la osteoporosis, entre otras, son la primera causa de muerte en el mundo.
La alimentación no saludable junto a la inactividad física y el consumo de tabaco, están dentro de los factores de riesgo que pueden afectar la salud y desencadenar afecciones de forma crónica. Los factores de riesgo individuales pueden combinarse y provocar un incremento en la probabilidad de padecer alguna o varias de estas enfermedades, lo mismo que la predisposición por factores genéticos y familiares.
La mayoría de estas afecciones aparecen en la edad adulta, por lo tanto es de gran importancia reducir los factores de riesgo y adquirir buenos hábitos alimenticios en las edades más tempranas, fomentando en los niños hábitos de vida saludable, y en las personas de todas las edades mantener una alimentación saludable, vigilar el peso y hacer ejercicios, dL ya que el riesgo de padecer enfermedades crónicas se puede reducir a cualquier edad. Las enfermedades crónicas se pueden prevenir a través de la nutrición y la dieta. Aunque no se ha establecido un aporte nutricional específico para estos fines, sí existen recomendaciones y pautas sobre la contribución de los alimentos a un modelo de alimentación equilibrada (OMS/FAO). Estas recomendaciones señalan que:
ïEl consumo de grasas debería representar el 15-30% del aporte energético total.
ïControlar el consumo de grasas procedentes de productos de origen animal (carne, leche y derivados, huevo, etc).
ïEl consumo de azúcares libres (presentes en refrescos y alimentos procesados e industrializados) debería de representar menos del 10% del aporte energético total.
ïSe recomienda la ingesta diaria de 3-4 porciones de frutas y verduras, acompañadas por el consumo de cereales integrales para el aporte diario necesario de fibra.
ïControlar el consumo de sal a 5 gramos por día como máximo.
ïControlar el consumo medio de alimentos en términos de calorías por persona a cantidades para cubrir las necesidades particulares por requerimiento personal por gasto energético basal y actividad física (control del tamaño de las porciones).
ïEs necesario introducir cambios en los hábitos alimenticios tomando en cuenta todo el proceso alimentario desde la producción de los alimentos hasta el consumo. El ejercicio cambia el metabolismo incrementando el gasto energético, lo que contribuye a evitar la obesidad y el sobrepeso.
Consejos para el control de afección
El ejercicio libera hormonas como la serotonina, que aleja los estados depresivos y produce una sensación de calma, lo que regula la ingesta de alimentos, la dopamina provoca una sensación de bienestar lo que estimula a continuar con la práctica del ejercicio, las endorfinas tras el ejercicio dan la sensación de felicidad, alegría y euforia lo que reduce el dolor, la ansiedad y el stress.
Para el control de las enfermedades crónicas y disminución de los factores de riesgo, otras recomendaciones oportunas son:
No fumar y disminuir el consumo de alcohol. Realizar un mínimo de 30-60 minutos de ejercicio físico, estableciendo la intensidad adecuada a cada caso concreto. Realizar actividades de recreación y ocio saludable (no sedentarias).
Control de stress y exceso de trabajo. Es recomendable hacerse una revisión médica anual con el objetivo de prevenir y controlar la aparición de las enfermedades crónicas.
Dra. Roccio Medina Medina, médico nutriólogo clínico del HDPS.
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