Cada vez que le preguntan a la NASA si ha habido sexo en la Estación Espacial Internacional, ellos lo niegan. “Somos profesionales” es la respuesta oficial. También hay astronautas que dicen todo lo contrario. Sea como fuere, National Geographic le ha preguntado a Neil deGrasse Tyson cómo serían las relaciones sexuales en ingravidez.
Parece que nada cómodo. El problema del sexo en el espacio son las leyes de Newton, especialmente la tercera: “con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria”. Si empujas a tu pareja, ésta te empuja a ti y en el espacio no hay manera. Lo explica mejor el carismático astrofísico:
En un entorno de gravedad cero vas a necesitar unas correas. Probablemente haya gente que ya está equipada con estas cosas de todos modos (...) Cuando flotas en el espacio y te mueves hacia alguien, entonces rebotan. El movimiento se preserva, no hay fricción. Necesitas algo que os mantenga juntos.Vanna Bonta se dio cuenta de esto en primera persona. Es una escritora de ficción, autora del libro Flight: A Quantum Fiction Novel, que tuvo la oportunidad de participar en un vuelo parabólico con su marido.
Resuelto este tema, lo que no está nada claro es que se pueda gestar y dar a luz a un hijo en el espacio. Un estudio con plantas concluyó que la ingravidez es peligrosa para reproducción, porque daña el transporte intercelular. Un feto humano podría crecer con mútiples problemas neuronales y del corazón.
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