Si le pides a un ordenador que sume las fotos de
miles de objetos que parecen caras, el resultado es... una cara. Suena
lógico, pero sorprende que al mezclar imágenes de una plancha, un cinturón o un teléfono antiguo, obtengas un rostro tan humano, con su nariz, sus pómulos y una sonrisa perturbadora.
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