Todo por la ciencia. Ese es el slogan que hace no
tanto tiempo se tomaba como principio ético. Los resultados y el
objetivo importaban más que las consecuencias. En 1945 se llevó a cabo
uno de esos experimentos, se buscaba estudiar la caries y para ello
escogieron a 660 personas como cobayas.
Si algo tuvo positivo esta serie de pruebas con
humanos fue que a partir del mismo se han debatido muchos de los
principios de los códigos deontológicos científicos, sobre los límites y
la ética de llevar a cabo experimentos con humanos. Esta es la historia
del experimento más “goloso” que se recuerde.
Dos años de golosinas
1938, se funda en Suecia el Servicio Dental
Nacional, un país que en ese momento tenía un grave problema con la
salud dental de sus ciudadanos. Cientos de casos de gente con caries
dieron lugar a los primeros estudios, se sospechaba que las dietas ricas
en azúcar causaban la caries dental, el problema era que no existía
ninguna prueba científica que lo corroborara. Esta situación dio paso en
1945 al comienzo de los experimentos Vipeholm.
Se trataba de un encargo del Comité médico, querían llevar a cabo un
estudio sobre la caries con el fin de determinar si los hidratos de
carbono tenían algún tipo de relación con la formación de cavidades
dentales.
¿Por qué en Vipeholm? Aunque suene bastante
escabroso, la elección de esta localidad a las afueras de Lund estaba
relacionado con que también era el lugar donde estaban las instalaciones
más grandes en Suecia para la educación y cuidado de personas que
tenían algún tipo de retraso. Por esta razón la eligieron y se
dispusieron a llevar a cabo el hasta entonces mayor experimento con
humanos en Suecia, 660 personas.
Unas pruebas y estudios donde los primeros dos
años, hasta 1945, también participaron los empleados del centro, aunque
más tarde saldrían del mismo al modificarse las “reglas”. En las
primeras pruebas que se realizaron esos dos primeros años todo fue más o
menos “normal”, los participantes debían tomar una serie de vitaminas
que habían sido aprobadas por el propio gobierno.
El problema llegaría a partir de 1947, un momento
donde el experimento cambió sus bases sin el conocimiento de las
autoridades. Fueron los propios investigadores con la aprobación del
Comité médico los que decidieron ir más allá y modificar las vitaminas
por azúcar. La idea era fomentar la pérdida dental con excesos. Una
auténtica crueldad donde basaron la dieta de los participantes en una
variedad de dulces muy pegajosos.
Así, de 1947 a 1949 se llevó a cabo este sádico
experimento con un grupo de pacientes, todos con algún tipo de retraso
mental, y con el único fin de provocarle caries para obtener resultados.
En cuanto a la dieta en sí, los pacientes recibían una alimentación
basada en grandes cantidades de golosinas (muchas de ellas caramelos
tipo toffee) que habían desarrollado específicamente para el
experimento. Para que nos hagamos una idea, las golosinas diseñadas eran
especialmente pegajosas a los dientes con la idea de que se adhieran y
produzcan lo más rápido posible la caries.
Resultados tras destrozar los dientes de los pacientes
El experimento con azúcar finalizó a los dos años,
en 1949. La mayoría de los pacientes terminó con los dientes
literalmente destrozados, aún así, para los investigadores se trató de
todo un éxito. A finales de ese mismo año se retomaron las pruebas
aunque de forma más light, en este caso se añadía a la dieta
una cantidad rica en carbohidratos. Cuando comenzó esta fase “normal”,
50 de los 660 pacientes ya habían perdido todos sus dientes.
Según indicaron los investigadores, el estudio y
sus resultados proporcionaron un conocimiento profundo sobre la salud
dental, también se obtuvieron suficientes pruebas y datos empíricos con
los que asociar el consumo del azúcar con el desarrollo de la caries
dental. No sólo eso, tras los resultados, la recomendación que se dio a
la sociedad en Suecia era que lo mejor para los niños era comer dulces
únicamente una vez por semana.
Un experimento oculto durante varios años
Uno de los donantes y mecenas para el desarrollo de
este experimento fue la propia industria pastelera, quienes habían dado
grandes sumas de dinero además de chocolates y caramelos para llevar a
cabo las pruebas. Un sector que al finalizar las pruebas y obtener los
resultados se mostró disconforme con el mismo, principalmente por la
clara relación directa entre el consumo de azúcar y la caries dental.
Esta fue la razón de que el experimento no viera la
luz hasta cuatro años después. En 1953 y tras hacerse público (y aunque
parezca increíble) la sociedad no se tomó el experimento como una
aberración, en cambio, se discutía y debatía sobre las razones del
embargo del estudio. Se acusaba a los científicos de estar comprados por
la industria.
Y es que hasta la década de los 90 no aparecieron
los primeros estudios que venían a criticar la ética de la
investigación. Finalmente, en el año 2006 sería la historiadora Elin
Bommenel la que llevaría a cabo un estudio sobre los experimentos. Ella
fue la primera investigadora en tener acceso a los documentos originales
de la investigación en Vipeholm. En su trabajo acabaría describiendo cómo se encontraban los científicos ante el experimento:
Se encontraron a sí mismos en la intersección entre la investigación y el cuidado, y bajo una gran presión entre los intereses políticos y económicos.
0 Comentarios