París, Francia. El tercer paciente al que le implantaron un corazón artificial Carmat murió de forma súbita el pasado viernes, si bien la prótesis no está implicada en el deceso, anunció ayer el fabricante francés.
“Los análisis realizados no han mostrado
una implicación de la prótesis en el fallecimiento del paciente”,
contrariamente a lo ocurrido en el caso de los dos primeros
trasplantados, afirmó Carmat en un comunicado.
El hombre, de 74 años, había regresado a
su domicilio cerca de Estrasburgo (este de Francia) a finales de
agosto, tras recibir el trasplante el 8 de abril en la capital
alsaciana, en el marco de un estudio de viabilidad del dispositivo.
“Sufría una combinación de patologías
severas, en particular, de una insuficiencia renal preexistente a la
implantación de la prótesis”, según Carmat.
El primer paciente trasplantado en
diciembre de 2013 con el corazón bioprotésico de Carmat murió 74 días
después de la operación realizada en París, a los 76 años; el segundo de
69 años, falleció el pasado mayo nueve meses después de la
intervención.
Estas dos primeras muertes fueron causadas por un fallo técnico de la prótesis.
Por el contrario, en este tercer caso el
aparato se encontraba en perfecto estado y funcionó “hasta el final”,
siendo detenido por los médicos tras la muerte del portador, precisó a
la AFP Marcelo Conviti, director general de Carmat.
“Desgraciadamente la muerte de un
paciente ligada a una patología preoperatoria ocurre con bastante
frecuencia en este tipo de estudio clínico. No podemos dar un
certificado de eternidad a pacientes extremadamente enfermos, no podemos
solucionar todas las patologías con una prótesis cardiaca”, añadió.
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