La joven tenía millones de seguidores en las redes sociales y posteó su última foto horas antes de sufrir un derrame cerebral. Dejó a una niña de 7 años
Katie May subió su última foto a su perfil de Instagram el 1 de febrero pasado. "Maravilloso lunes",
publicó. Horas después sintió un dolor en cuello y se hospitalizó. Los
médicos le diagnosticaron una arteria carótida bloqueada. Tuvo un
derrame cerebral "catastrófico" que la dejó en coma. El jueves por la
noche fue desconectada de su respirador artificial y murió.
A los 34 años, May se autoproclamaba la "reina de Snapchat". Lo cierto es que era una verdadera superestrella de las redes sociales. Su cuenta en Instagram tenía casi dos millones de seguidores que cada día dejaban comentarios en sus fotos provocativas, cargadas de sensualidad.
May
había nacido en Pittsburgh, Pennsylvania, como la menor de cuatro
hermanos. Luego se trasladó a Los Ángeles, decidida a hacer carrera como
modelo. Posó para revistas como Playboy, antes de convertirse en una exitosa empresaria. El secreto de su empresa fue ella misma.
Ahora ha dejado a una niña de 7 años, llamada Mia. Como era madre soltera, la menor ha quedado sin sustento. Por eso la familia ha creado una cuenta para donaciones en GoFunMe, que ya ha recaudado poco más de 10.000 dólares.
"Cualquiera que haya tenido la suerte de conocer a Katie fue verdaderamente bendecido, pues ella tenía un increíble corazón,
mente y espíritu", se lee el mensaje en la página de donaciones. "Fue
una luz de inspiración y guía para tantas personas en este mundo. Por
favor ayúdennos donando dinero para ayudar a su hija y mejor amiga Mia".
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