Colin Furze. No podía ser otro. El británico chiflado inventor de unas garras de lobezno retráctiles, un lanzallamas de muñeca,
o un scooter con motor a reacción presenta su último artefacto: un
lanzagranadas termita. El cañón dispara proyectiles incendiarios de este
peligroso compuesto pirotécnico capaz de fundir metales.
El compuesto termita no es la suave pólvora que se usa en los petardos caseros. Se trata de una mezcla de aluminio y algún óxido metálico que, al calentarse, generan una reacción reacción alumino-térmica que desprende ingentes cantidades de calor. Descubierto en 1893 por el químico alemán Hans Goldschmidt, el compuesto termita se utiliza en pequeñas cantidades para determinados trabajos de soldadura, pero también tiene aplicaciones militares. Es bastante famoso porque, una vez entra en ignición, genera tanta temperatura (alrededor de 2.500 grados celsius) que no se puede sofocar con medios convencionales.
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