Si piensas en las peores maneras de morir
seguramente se te venga a la mente un incendio, un ahogamiento o una
lesión muy dolorosa. Pero la estadística nos dice
que probablemente moriremos de problemas circulatorios, cáncer o una
afección respiratoria. ¿Cuál sería, entonces, la mejor manera de morir?
Un equipo de investigadores médicos de la Universidad de California en San Diego ha revisado 32 estudios académicos que abordan el tema desde el punto de vista del paciente, su familia y los profesionales de la salud. El resultado es una lista de elementos que aparecen frecuentemente al intentar definir una “buena muerte”, y que no sólo tienen que ver con el proceso de muerte.
- Preferir un proceso de muerte específico
- Morir en un estado libre de dolor
- Tener bienestar emocional
- Sentirse realizado
- Preferir un tratamiento específico
- Tener una muerta digna
- Morir en presencia de la familia
- Tener calidad de vida
- Tener una buena relación con los profesionales de la salud
- Morir en paz con la religión o la espiritualidad
- Otras preocupaciones existenciales o psicosociales
“A la gente no le gusta hablar de la muerte en detalle, pero deberíamos. Es importante exponer con honestidad y transparencia qué tipo de muerte prefiere cada uno de nosotros”, explica el doctor Dilip Jesteel, autor principal del estudio, en referencia al primer elemento. Pero el artículo no pretende enumerar los logros que deben ser desbloqueados para tener una muerte más agradable, sino dar unas directrices sobre las consideraciones generales por las deberían pasar estos tres grupos de personas cuando alguien se acerca a su muerte.
“Debe darse el diálogo entre todos los grupos —concluyen los autores— para asegurar una buena muerte desde el punto de vista más crítico: el del paciente”.
[The American Journal of Geriatric Psychiatry vía Motherboard]
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