Todos lo hemos vivido. Cuando eramos niños lo
primero que nuestra madre, padre o adulto a cargo hace al ver que nos
hemos hecho una herida leve
al caer o tropezar es limpiarla con agua oxigenada. Pero esto en
realidad no es tan bueno como parece, dado que el agua oxigenada ataca a
mucho más que las bacterias.
El peróxido de hidrógeno, mejor conocido simplemente como agua oxigenada, es un antiséptico muy efectivo, tanto así que se encarga no solo de atacar las bacterias que te “invaden” una herida, sino que también atacan tu propio cuerpo, como explican los chicos de SciShow.
Esto quiere decir que más que ayudar y acelerar el proceso de sanación en realidad lo estará perjudicando, dado que tendremos una herida limpia pero con tejido atacado por el mismo antiséptico que usamos para limpiarlo.
Para ser más específicos, el agua oxigenada ataca a las bacterias atrayendo los electrones de sus membranas celulares, lo que básicamente “rompe” la membrana y destruye la bacteria. Las burbujas que vemos son el resultado del contacto del peróxido de hidrógeno con una enzima catalasa en el interior de las bacterias, lo que forma agua y oxígeno gaseoso. No obstante, este mismo proceso lo hace al entrar en contacto con tus propias células, rompiendo sus membranas y destruyéndolas como si fueran bacterias.
Es por esto que muchos médicos en realidad recomiendan que si es una herida muy leve, como un raspón o esas que normalmente limpiarías usando agua oxigenada, lo mejor para realizar una limpieza es aplicar agua fría y un poco de jabón del que usamos para bañarnos o lavarnos las manos. [vía SciShow]
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