Es uno de los pequeños misterios de la vida: traspasas la puerta de una habitación y se te olvida por completo por qué entraste. Dos segundos atrás sabías exactamente lo que ibas a hacer, pero ahora no recuerdas nada.
¡No quieres olvidarte de por qué entraste! [Foto: jaymantri.com vía Pexels]
Durante años nos hemos preguntado si solo se trata de una molesta consecuencia del envejecimiento. Primero llegan las arrugas, luego las bolsas bajo los ojos y después nos volvemos un poco más olvidadizos. Sin embargo, la ciencia ha desvelado que no es culpa nuestra.
Hasta hace poco, los científicos pensaban que nuestros recuerdos eran similares a un sistema de archivos en el que los pensamientos se almacenaban de forma muy organizada en pequeños compartimentos. Así que cuando se quería recuperar un recuerdo determinado solo necesitabas buscar en tus “archivos” y recordar. ¡Muy simple!
O quizá no tanto. Nuevas investigaciones sugieren que esta teoría no es válida ya que el cerebro funciona de manera mucho más compleja. La teoría archivadora se ha descartado pues los científicos creen que el cerebro en realidad es más parecido a un ordenador durante un ocupado día de trabajo, en el que tiene que ejecutar a la vez cientos de tareas, aplicaciones y programas. Son precisamente todas esas actividades que se realizan al mismo tiempo las que causan esos episodios instantáneos de olvido, como cuando entras en una habitación.
“¡Si pudiera recordar por qué entré aquí!” [Foto: Rex Features]
A este fenómeno se lo denomina “efecto umbral” y fue descubierto en una investigación realizada en la Universidad de Notre Dame, de Indiana, Estados Unidos. En dicho estudio los investigadores les pidieron a 55 estudiantes universitarios que jugaran un juego de ordenador en el que tenían que moverse a través de un edificio virtual para recoger y transportar objetos de una habitación a otra.
Ocasionalmente, mientras los participantes se movían por el espacio, la imagen de un objeto aparecía en la pantalla. Si el objeto que aparecía era el que llevaban o acababan de dejar, los participantes debían hacer clic en “sí”. A veces estas imágenes aparecían después de que el participante había entrado en una habitación y otras veces mientras todavía estaba dentro de la habitación.
El experimento se repitió en la vida real y los resultados de ambas pruebas coincidieron: cuando los estudiantes cruzaban la puerta de una habitación olvidaban por qué habían entrado. Los investigadores llegaron a la conclusión de que nuestro cerebro percibe las puertas como una especie de punto de desconexión de la memoria.
Así que la próxima vez que entres a la cocina para buscar algo y no lo recuerdes, no te sientas mal. La ciencia asegura que no es culpa tuya. ¿Y quiénes somos nosotros para discutirle a la ciencia?
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