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RD necesita una planificación coherente para discapacitados


SANTO DOMINGO. En Santo Domingo se han hecho muchos esfuerzos para lograr espacios accesibles, el problema está en que esas acciones no han sido bien dirigidas. La falta de coherencia en la planeación y ejecución de los proyectos impide un completo esquema de accesibilidad en la ciudad.
Existen rampas de acceso en puntos opuestos a los peatonales, como también pasos elevados con imposibilidad de acceso para alguien con discapacidad motora. 
Muchos dan el cruce por estos puntos como algo cotidiano, pero para una persona que transite en silla de ruedas esta ayuda se convertirá en un obstáculo, pues la construcción de escaleras sin acompañarlas por rampas de acceso inutilizan este esfuerzo.
Para comenzar con el pie derecho, pensar que la ciudad es usada por todos, es el objetivo principal. Hay procesos de adaptación que son posibles a mediano plazo y no requieren de mucha inversión, así lo afirmó Robert Almonte, encargado de la División de Accesibilidad del Consejo Nacional de la Discapacidad (Conadis).
Al hablar de accesibilidad e inclusión no solo se debe pensar en la arquitectura de las calles, existe una arista más sobre el problema. Se da por sentado que los medios de comunicación están al alcance de todos y no es así, al hacer una extensa revisión de los principales canales de señal abierta del país se puede apreciar que tan solo una pequeña parte del espectro incluye lengua de señas en sus transmisiones, queda claro que no todos tienen acceso a la información. 
Marcos Junior Taveras, con discapacidad auditiva se queja sobre este punto: “no todos los canales, ni noticieros presentan este formato, enterarme de los hechos me resulta difícil”, afirmó Taveras a través de las palabras de Joel Mercado Peguero, interprete certificado.

Este escenario de baja inclusión también se repite para las personas con algún tipo de discapacidad visual. Para Pedro Pablo Rosario quien desde los doce años perdió la vista, el dinero es un factor inexistente en su vida.
“¿Papel moneda? Yo no conozco eso, se supone que los billetes tienen Sistema Braille, pero están muy mal impresos y eso no se nota, además el papel que circula en la calle está muy deteriorado, no hay manera de reconocerlos”.
El transporte público no escapa tampoco a esta situación. La cultura del transportista de acaparar usuarios y meterlos en sus unidades a como dé lugar, es una costumbre que imposibilita a una persona que se desplace en silla de ruedas para abordar la unidad de manera cómoda y segura, un caso muy común para Rafael Tejeda, residente en el kilómetro 9 de la Autopista Duarte, quien posee una discapacidad físico motora.
“La única manera en la que yo pueda abordar una guagua es que el asiento delantero esté sin nadie, sino me toca esperar hasta que el flujo de gente haya bajado, las unidades y sus choferes no están adaptados ni preparados para lidiar con pasajeros como yo y eso demuestra una falta de cultura”, precisó Tejeda.
  • La ciudad necesita una planificación coherente
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Tres puntos de vista con un clamor en común, la necesidad de inclusión
No todo es negativo. Es importante destacar la labor que ha realizado el Metro de Santo Domingo en su trabajo hacia las personas con discapacidad. Allí el personal del Cuerpo Especializado para la Seguridad del Metro (Cesmet) cumple a cabalidad con la normativa de ayuda al discapacitado, hecho que confirman nuestros entrevistados.
La Ley 05-13 sobre Igualdad de Derechos de las Personas con Discapacidad, legisla sobre los derechos y deberes del Estado hacia sus ciudadanos. Este reglamento ampara y garantiza la igualdad de derechos y la equiparación de oportunidades para todas las personas.
Fuera de esto hay un reglamento técnico del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), que trabaja únicamente con la accesibilidad física. Sumando esfuerzos el Conadis ha promovido la creación de una norma nacional de accesibilidad, este reglamento incluiría todos los pormenores en cuanto a discapacidad. Actualmente se encuentran en la primera fase de aprobación y se espera que se convierta en una norma de aplicación voluntaria. Pese a que está en sus fases iniciales, las empresas podrían regirse por dichos estatutos para planificar sobre líneas internacionales de calidad en accesibilidad.

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