Los actos conmemorativos del 204 aniversario del natalicio del fundador de la República, Juan Pablo Duarte, sirvió para que la fundación Caamaño, ADP y la Diócesis de San Francisco de Macorís, hicieran planteamientos importantes contra cada problemática, que colocan al país en el primer lugar en materia de corrupción y en los últimos lugares en el nivel educativo.
Al depositar una ofrenda floral ante la estatua de Duarte y en medio de una eucaristía en la catedral Santa Ana, estas entidades solicitaron al presidente Danilo Medina y los presuntos honorables legisladores, la eliminación de la Ley número 139-97, porque la misma sirve para sembrar la vagancia y dislocar la memoria histórica y revolucionaria del pueblo dominicano.
Plantearon mejorías reales en el sistema educativo, borrar del mapa el poder de la delincuencia y los escándalos de corrupción gubernamental, como es el destape de la Odebrecht, que involucra a pejes gordos de los últimos gobiernos del PRD y del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Solicitaron a los dominicanos valorar en su justa dimensión la vida del patricio Juan Pablo Duarte, de quien destacaron “nunca pensó en sí mismo, sino en luchar y poner sus bienes a favor de forjar una Patria Libre e Independiente”.
Con estos pronunciamientos de la fundación Caamaño, ADP y la Diócesis de San Francisco de Macorís, sirven en la mesa de cada dominicano la frase de Duarte, que reza, “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio, hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.
Alrededor de ese ideal de Duarte, hay que seguir construyendo la unidad de las entidades organizadas, que han entendido y entienden que los corruptos de ayer y de hoy, deben estar en la cárcel, sin importar su status social y político.
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