El radiotelescopio FAST se construyó en un remoto condado de la prefectura de Guizhou, en China, por una buena razón: Para funcionar necesita silencio radiofónico. Lamentablemente, la descomunal instalación de 500 metros está atrayendo más atención de la que esperaba.
Cada vez más turistas se están desplazando hasta el remoto condado de Pingtang para admirar el radiotelescopio y sacarse un par se selfies. No hablamos de 10 ni de 100 entusiastas de la astronomía. Hablamos de cientos de miles de visitantes cargados con smartphones y otros dispositivos que emiten señales de radio. Solo durante el pasado festival del dragón del mes de mayo, la afluencia de turistas fue 220.000 personas. FAST recibió cada día de esa semana el doble de turistas que los que visitan el radiotelescopio de Arecibo en todo un año.
Las autoridades de la región confían en el que nuevo radiotelescopio atraerá a 10 millones de turistas, la mayoría chinos, antes de que acabe el año. Huelga decir que el gobierno local de la prefectura ha acogido con total entusiasmo la idea de que FAST se convierta en una atracción tan popular como la Gran Muralla.
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El radiotelescopio FAST se construyó en un remoto condado de la prefectura de Guizhou, en China, por una buena razón: Para funcionar necesita silencio radiofónico. Lamentablemente, la descomunal instalación de 500 metros está atrayendo más atención de la que esperaba.
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