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Haitianos deportados reinician en un país que no reconocen

AP
Puerto Príncipe

 Cientos de haitianos luchan por encontrar trabajo, comida y techo tras ser deportados desde Estados Unidos a un país que ahora es más violento, pobre e inestable que aquel que dejaron hace casi una década.

La única certeza en sus nuevas vidas es un plato caliente de arroz con carne que les sirven en el aeropuerto antes de que los deportados, algunos de ellos con hijos pequeños, se aventuren a las calles de la capital Puerto Príncipe y más allá en busca de un albergue o a la espera de ayuda de sus familiares.

Algunos de ellos no tienen ninguna de esas opciones.

Claile Bazile, de 35 años, dice que no sabe dónde se quedará con su hijo de 2 años una vez que deban salir de la habitación de hotel que las autoridades asignaron temporalmente a algunos de los deportados. El terremoto de magnitud 7,2 que azotó el sur del país el mes pasado, cobrando la vida de más de 2.200 personas, también destruyó la casa de su familia.

“Están en la calle”, dijo de su madre, sus cinco hermanas y un hermano.

Al igual que miles de haitianos, Bazile dijo que se fue de Haití después del devastador terremoto de 2010 debido a que no podía encontrar trabajo y no quería ser una carga para su familia. Muchos de ellos viajaron a Chile, donde los trabajos que encontraron se acabaron con la llegada de la pandemia, ante lo cual decidieron trasladarse a México con la esperanza de establecerse en Estados Unidos.






 

Las autoridades de Estados Unidos han trasladado a miles de personas de un pueblo fronterizo en Texas que en la última semana ha recibido una gran afluencia de migrantes, la mayoría haitianos.

Más de 10.000 personas permanecían acampadas bajo un puente que conecta Del Río en Texas con Ciudad Acuña en México.

Las autoridades locales han tenido dificultades para proveerles con comida e higiene adecuadas.

Cerca de 2.000 personas fueron trasladadas a centros de procesamiento de migrantes el pasado viernes.

El gobierno estadounidense asegura que su plan es devolverlos a su país de origen.

Se espera que los vuelos de regreso arranquen este domingo. Estados Unidos está negociando los retornos con los países implicados.

"Quiero vivir una vida sin problemas"

El primer ministro de Haití, Ariel Henry, envió su apoyo a los migrantes en redes sociales en la tarde del sábado, asegurando que "se habían conseguido acuerdos" para recibir a aquellos que regresen.

Sin embargo, algunos migrantes temen volver.

Migrantes cruzando Río Grande.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

"En Haití no hay seguridad. El país está en una crisis política", comentó Fabricio Jean, de 38 años, a Associated Press.

Jean se encuentra en el campo con su esposa y sus dos hijas.

"En Haití hay gente matándose unos a otros. No hay justicia. Solo quiero vivir una vida sin problemas. Quiero vivir donde sepa que hay justicia", dijo otro padre de dos hijos, Stelin Jean, de 29 años, al Texas Tribune.

El Departamento de Seguridad Nacional estadounidense dijo a través de un comunicado que las transferencias continuarán "para asegurar que los migrantes irregulares sean puestos bajo custodia, procesados y trasladados fuera de Estados Unidos, en concordancia con nuestras leyes y normas".

Además, anunció que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza enviará 400 efectivos adicionales a Del Río, una ciudad con cerca de 35.000 habitantes.

Migrantes cruzando Río Grande en la frontera entre México y Estados Unidos.

FUENTE DE LA IMAGEN,EPA

Pie de foto,

Estados Unidos planea regresar a los migrantes a sus países de origen.

El alcalde de Del Río, Bruno Lozano, había declarado el estado de emergencia en la ciudad. Describió la situación como "sin precedentes" y "surrealista".

También dijo que la patrulla fronteriza había estado abrumada y que los "agitados" migrantes vivían en condiciones imposibles.

El campamento improvisado en Del Río tiene pocos servicios básicos, y los migrantes que esperan a temperaturas de 37°C han estado cruzando el río hacia México para obtener suministros.

La mayoría son haitianos. También hay cubanos, peruanos, venezolanos y nicaragüenses.

Muchos haitianos abandonaron su país tras el devastador terremoto en 2010. Un gran número de los que ahora se encuentran en el campo habían vivido en Brasil y otros países sudamericanos y viajaron hacia el norte tras no poder asegurar empleo o estatus legal.

Migrante en la frontera entre México y Estados Unidos.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Will Grant, corresponsal de la BBC en México, reporta que muchos cubanos también han abandonado la isla en su peor crisis económica desde el fin de la Guerra Fría.

Grant asegura que muchos de los migrantes en Texas probablemente realizaron la travesía migratoria más difícil en América Latina: cruzar a pie la densa selva del Darién entre Colombia y Panamá.

El gobierno de Estados Unidos ha informado de un aumento de migrantes en la frontera con México este año.

El número de migrantes detenidos allí en julio superó los 200.000 por primera vez en 21 años, según datos del gobierno.


 
EFE

Del Río, EE.UU.

El Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lanzó este sábado un plan para aumentar el ritmo de las deportaciones de haitianos, en medio de una crisis en la frontera entre Texas y México, donde más de 10.000 nacionales del país caribeño están retenidos.

El clima que se respira este sábado en la calurosa Del Río es de frustración después del anuncio de la Administración estadounidense de incrementar el número de vuelos de deportación a Haití.

En un comunicado, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en sus siglas en inglés) explicó su estrategia "para acelerar el ritmo y aumentar la capacidad de los vuelos de expulsión a Haití y otros destinos en el hemisferio dentro de las próximas 72 horas".

"HA SENTADO COMO UNA BOFETADA"

Tras este anuncio, una voluntaria que pidió el anonimato de la Coalición Humanitaria Fronteriza de Val Verde, la única organización de la zona que ayuda a los migrantes en situación irregular, dijo a Efe que la noticia ha sentado "como una bofetada" entre los haitianos.

"Los que ya han logrado cruzar respiran tranquilos, pero se sienten mal por los compatriotas que están aún bajo el puente", apuntó esta voluntaria, mientras asesoraba a algunos de los haitianos en la estación local de autobuses.

Por su parte, la directora de campaña de la organización We Are Home, Bridgette Gomez, explicó a Efe que el regreso a Haití para estos migrantes en estos momentos es "inconcebible", porque el país "está experimentando una crisis política y una violencia creciente".

LOS HAITIANOS DENUNCIAN LA CORRUPCIÓN DE SU PAÍS

Uno de los cerca de 13.000 migrantes que estuvo en el campamento improvisado en Del Río, Clemént Paris, espera que "Dios ayude" a sus compatriotas haitianos para evitar la deportación.

"El Gobierno de ahí (Haití) no quiere trabajar ni nos quiere ayudar. Todo el dinero va a su bolsillo", lamentó Paris en declaraciones a Efe, cuando esperaba un autobús en dirección a San Antonio (Texas).

Paris, que viaja con su hija y su mujer, han sido uno de los pocos haitianos que en las últimas horas han sido capaces de ingresar en territorio estadounidense tras estar retenidos en el centro de detención de Del Río.

SENSACIÓN DE INCREDULIDAD

Peor suerte correrán los que llegaron a tierras texanas en los dos últimos días, pues las nuevas medidas de Biden tienen como objetivo reducir rápidamente el número de migrantes en ese campamento con vuelos de regreso a Haití.

La cofundadora y directora ejecutiva de la Alianza del Puente Haitiano, Guerline Jozef, apuntó a Efe en un comunicado que es "totalmente incrédula" frente a los últimos movimientos de Biden.

"Horas después del terremoto de magnitud 7,2, Biden emitió un comunicado diciendo que Estados Unidos era 'amigo" de Haití. Un amigo no inflige dolor continuamente a otro amigo", subrayó Jozef.

400 AGENTES MÁS PARA ACELERAR LOS TRÁMITES

Los migrantes han estado cruzando desde el pasado martes a Estados Unidos y han desbordado a las autoridades migratorias, que han improvisado el campamento a la espera de ir gestionando solicitudes de asilo.

La lentitud para tramitar estas solicitudes, sin embargo, ha hecho que el campamento haya crecido, ya que no cesa la llegada de nuevos inmigrantes.

Para hacer frente a esta situación, la CBP enviará 400 agentes y funcionarios adicionales al sector de Del Río con el objetivo de gestionar esas solicitudes con mayor velocidad.

Los indocumentados están durmiendo al raso y carecen de servicios básicos, unas condiciones que han creado una nueva emergencia humanitaria en la frontera sur.

La oposición republicana ya ha señalado como responsable de la situación en la frontera a Biden, que este viernes ordenó el cierre temporal de los puentes fronterizos en Del Río.

Estados Unidos también cerró un segundo puente fronterizo, llamado Presa la Amistad, situado en las afueras de la ciudad.

Washington ordenó derivar todo el tráfico que normalmente usa estos dos puentes al cruce en Eagle Pass, fronterizo con Piedras Negras (México) y a unas 57 millas (casi 100 kilómetros) al este de Del Río.




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