Primero, exploró el sauna que está integrado en el lujoso baño de la suite presidencial del hotel. Luego, el videobloguero pasó al comedor, donde un chef esperaba con un bistec reluciente. A la mañana siguiente, se despertó con un desayuno de langosta que comió con las piernas cruzadas en la cama.
”La factura de hoy: 108.876 kuai”, o más de 17.000 dólares, dijo después de salir del hotel en Chengdu, China, agitando su factura ante la cámara. “Pagué el equivalente a varios iPhone, solo por dormir”, se rio.
El video era de mal gusto, claro. Ostentoso, eso es seguro. Y ahora, también es una violación a las regulaciones de internet en China.
Las autoridades chinas le declararon la guerra al contenido que se considera como “riqueza alarmante”, en medio de llamados radicales del presidente chino, Xi Jinping, a combatir la desigualdad. Mientras Xi se posiciona para un tercer mandato, se ha presentado como un hombre del pueblo y lidera una campaña contra los intereses más arraigados.
Los reguladores financieros tomaron medidas enérgicas contra los gigantes tecnológicos del país y consiguieron que esas empresas hicieran promesas de lealtad y concedieran cuantiosas donaciones. Se ha detenido a magnates por acusaciones de corrupción. Y, en línea, las autoridades ordenaron a las plataformas de redes sociales que eliminen los videos bastante populares que dejan en claro la brecha entre los que tienen recursos materiales y los que no.
El bloguero del hotel acumuló más de 28 millones de seguidores en Douyin, la versión china de TikTok, al publicar videos en los que recorrió hoteles caros y probó delicias. Pero luego de ser señalado por los medios estatales, eliminó esos videos. Sus publicaciones recientes lo muestran probando bocadillos de tiendas de conveniencia.
”Fortaleceremos nuestra gestión y aumentaremos el poder de nuestra represión, para que las plataformas de internet sientan que hay una espada sobre sus cabezas”, dijo este año en una conferencia de prensa Zhang Yongjun, un alto funcionario de la administración del ciberespacio de China.
No existe una definición clara de lo que constituye ostentación o riqueza. Aunque los funcionarios han presentado algunos ejemplos específicos, como mostrar recibos o pedir comida en exceso, en gran medida han delineado una especie de regla de “lo sé cuando lo veo”.
”El estándar es el efecto que tiene el contenido”, dijo Zhang. “¿Puede la difusión de este contenido inspirar a las personas a ser saludables, ambiciosas y a trabajar más duro por una vida hermosa? ¿O satisface los deseos vulgares de la gente?”.
Douyin, la plataforma de videos, dijo este año que había cerrado cerca de 4.000 cuentas en dos meses, incluidas las que publicaban videos de personas “esparciendo renminbi (o el dinero del pueblo)”. Xiaohongshu, una aplicación de estilo de vida similar a Instagram, anunció el mes pasado que había marcado, desde mayo a octubre, cerca de 9.000 publicaciones donde se hacía alarde de la riqueza.
La desigualdad en China es enorme. El 1% de los chinos posee el 31% de la riqueza del país, según Credit Suisse Research Institute. La pandemia de coronavirus expuso aún más las disparidades, ya que los ricos volvieron al gasto de lujo mientras otros chinos seguían luchando.
Si no se soluciona, el desequilibrio podría representar una amenaza para el control casi total de las autoridades, que se basa en una promesa de comodidad económica. Los precios exorbitantes de las viviendas urbanas y la competencia cada vez mayor por los trabajos administrativos han dejado a muchos jóvenes con la sensación de que el “Sueño de China” está fuera de su alcance. Incluso Xi ha calificado la brecha entre ricos y pobres como un “asunto político importante” que afecta a la legitimidad del partido.
Pero la campaña contra el alarde de la riqueza, concentrada en ocultar los rasgos de esa condición y no en la riqueza misma, hace hincapié en una interrogante más amplia acerca de hasta dónde llegará la retórica de Xi. A pesar de su poder arrollador, Xi aún tiene que adoptar tácticas que podrían resultar impopulares entre la clase media o las élites, muchas de las cuales tienen vínculos con el partido. Las políticas como los impuestos sobre la propiedad y la herencia se han estancado durante mucho tiempo y los derechos laborales siguen siendo débiles.
”Se trata más de apaciguar la insatisfacción pública de ciertos actores, sin, al menos en este momento, tocar en serio los intereses de nadie”, dijo sobre la represión en internet, Zhang Jun, profesora asistente de la City University of Hong Kong que estudia la política de clases en China.
Durante mucho tiempo, las exhibiciones materialistas extravagantes han encontrado audiencias ansiosas en línea y el internet chino no es una excepción. En una tendencia viral en 2018, los usuarios chinos publicaron fotos de sí mismos extendidos en el suelo rodeados de objetos caros. Existe toda una industria para ayudar a los usuarios a verse más ricos de lo que son.
Las autoridades comenzaron a prestar atención. En julio de 2020, la administración del ciberespacio anunció un plan para “limpiar a fondo la información que promueve valores negativos como comparar o hacer alarde de riqueza, diversión extravagante, etcétera”.
La campaña fue impulsada por una amplia cobertura de los medios de comunicación estatales y Xinhua, la agencia de noticias estatal, dijo que el alarde de riqueza “pudre la atmósfera social”. En las últimas semanas, ganó una nueva ronda de atención cuando Xiaohongshu, la aplicación, invitó a los usuarios a hacer videos donde se denuncie el alarde de la riqueza y promocionó estos videos a otros espectadores.
Una de esos invitados fue Yi Yang, propietaria de un albergue en Dujiangyan, una pequeña ciudad en la provincia de Sichuan. El mes pasado, Yi, de 35 años, compartió un video, con música de piano tranquila, de su esposo haciendo jardinería y envolviendo wontons mientras ella describía cómo hacían sus propios muebles y cultivaban sus propias verduras. Ella contrastó su estilo de vida con la gente que se jacta en línea de comprar su primer auto deportivo o pagar el precio total de unas villas deslumbrantes.
”Tenemos sueños, tenemos flores, tenemos libertad”, dijo. “Esto es una verdadera riqueza”.
En una entrevista, Yi dijo que le preocupaba que los jóvenes que veían videos llamativos desarrollaran expectativas poco realistas. Cuando no logren alcanzar una riqueza material similar, dijo, “tendrán dudas sobre la sociedad y sobre sí mismos”.
Otros han dicho que las preocupaciones sobre la ostentación de la riqueza son exageradas. En la plataforma de redes sociales Weibo, algunos usuarios dijeron que los videos satisfacían su curiosidad o eran simplemente entretenidos.
Jassie Chen, de 38 años, quien fue invitada por Xiaohongshu para hacer un video contra la ostentación de la riqueza, dijo que no tenía ningún problema con que las celebridades publiquen anuncios de casas de moda o que sus amigos ricos publiquen sobre vacaciones glamorosas o usen relojes caros. Sabían cómo ser sutiles, dijo Chen, una profesora universitaria en Pekín que por lo general bloguea sobre consejos profesionales.
Su principal queja era con los farsantes: personas que tomaban fotos con bolsas o autos que en realidad no eran de su propiedad.
”En mi opinión”, dijo, “que algunas personas tengan dinero y otras no es algo muy normal”.
(c) The New York Times
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