
A mediodía del viernes, varios agentes del Ministerio Público, Aduanas, fuerzas militares y parte del personal de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (HSI), allanaron el yate Flying Fox.
Esta embarcación, propiedad de un oligarca ruso, permanece anclada en el puerto Sans Soucí desde el pasado 21 de marzo.
El día primero del abril, la motonave fue intervenida por las autoridades como parte de su investigación "sobre presunto lavado de activos y tráfico de armas", de acuerdo con un comunicado del MP.
Tras varias horas de requisa oficial, nada se supo sobre los hallazgos de esta inspección e incluso el acceso al área fue restringido a los medios de comunicación.
El sábado las autoridades continuaron por segundo día consecutivo sus trabajos de inspección.
Al igual que el primer día, el pase a la prensa fue denegado. No obstante desde la afueras del puerto, periodistas de LISTÍN DIARIO pudieron corroborar como unos cinco agentes representantes de la Procuraduría General de la República arribaron a la embarcación pasadas las 8:30 de la mañana.
La segunda pesquisa se realizó con la autorización 0094 -marzo-2022 dictada por la coordinadora de los juzgados de instrucción.
Luego de casi cuatro horas de inspección judicial en el lujoso yate las autoridades dominicanas fueron captadas saliendo desde el interior de la embarcación con un escáner marca Heurisis.
Cabe destacar que este artefacto está diseñado para revisar, mediante rayos x, los mamparos, cascos y bodegas de los barcos en búsqueda de drogas, dinero y huecos escondidos donde se puedan guardar lo antes mencionado.
Sin embargo, tampoco hubo alguna declaración a los medios sobre lo que se encontró durante la requisa.
Mientras los organismos judiciales dominicanos mantienen un grueso hermetismo en torno a los resultados de su inspección, las especulaciones de la población sobre este tema toman fuerza.
El elemento que más ha despertado suspicacia sobre el allanamiento es el papel jugado por los Estados Unidos en dicho proceso.
Según la nota difundida por el MP, la nación norteamericana "tiene abierta una investigación en contra de varios objetivos dedicados al lavado de activos a escala internacional".
Por lo tanto, la orden que autoriza al órgano persecutor dominicano a practicar la requisa en el yate es en virtud de una cooperación jurídica formal con Estados Unidos de Norteamérica, por los acuerdos internacionales de lucha contra la criminalidad y el delito, suscritos por República Dominicana.

El Flying Fox, uno de los yates de recreo más lujosos del mundo, pertenece al empresario ruso Dmitri Kamenshchik, propietario del aeropuerto Domodedovo de Moscú, según la revista Forbes

El Ministerio Público dominicano allanó este viernes, a solicitud de Estados Unidos, un yate de lujo vinculado a un oligarca ruso, que está anclado desde marzo en el puerto de Santo Domingo.
La requisa al yate "Flying Fox" forma parte de una investigación "sobre presunto lavado de activos y tráfico de armas", de acuerdo con un comunicado del Ministerio Público.
La entidad, que no precisa el nombre del propietario de la embarcación, indicó que pidió la orden para ingresar "en virtud de una cooperación jurídica formal" hecha por Estados Unidos y "en virtud de los acuerdos internacionales de lucha contra la criminalidad y el delito" firmados por el país.
Según la nota, Estados Unidos "tiene abierta una investigación en contra de varios objetivos dedicados al lavado de activos a escala internacional".
El barco, uno de los yates de recreo más lujosos del mundo, pertenece al empresario ruso Dmitri Kamenshchik, propietario del aeropuerto Domodedovo de Moscú, según la revista Forbes.
El pasado 25 de marzo, agentes de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos (HSI, por sus siglas en inglés) visitaron el yate, que está anclado en el puerto de Santo Domingo desde el 21 de ese mes.
En su visita de inspección, los agentes estadounidenses estuvieron acompañados de oficiales de diversos organismos dominicanos.
El "Flying Fox" mide 136 metros de eslora, cuenta con once cabinas, un helipuerto, una piscina de 12 metros, un spa de dos pisos y 400 metros cuadrados, un cine y un centro profesional de buceo, entre otras instalaciones.
La empresa Imperial Yachts alquila el barco por una tarifa mínima de 3,5 millones de dólares semanales, según informaciones de la página web de esta concesionaria.
A raíz de la invasión rusa de Ucrania, Estados Unidos aprobó diversas sanciones que afectarían a empresarios cercanos al presidente ruso, Vladímir Putin, muchos de ellos propietarios de embarcaciones de lujo.
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