A medida que ha mejorado nuestra capacidad para fabricar y manipular materiales a nivel microscópico, se ha abierto un mundo de investigación en torno a algo llamado metamateriales. Hace mucho tiempo que los humanos aprendieron a mezclar diferentes materiales para producir otros nuevos con propiedades muy específicas; es la base de la ciencia de la metalurgia, por ejemplo. Pero los metamateriales se esfuerzan por hacer lo mismo al cambiar la estructura de un material determinado para producir propiedades o características mejoradas. Una de las áreas de estudio más interesantes con metamateriales es con lentes de cámara que parecen completamente planas para el ojo humano, pero en realidad están cubiertas de estructuras microscópicas que desvían la luz con la misma eficacia que las lentes curvas, lo que mejora aún más la fotografía de teléfonos.
Las lentes de las cámaras y las barras de chocolate no parecen tener mucho en común, pero los metamateriales podrían ser tan útiles para los amantes del chocolate como para los fotógrafos. Hay algunos factores que separan el chocolate de alta calidad del material barato que se usa para hacer los conejitos gigantes que probablemente disfrutaste el fin de semana pasado. Lo bueno tiene un acabado brillante y tiende a romperse cuando se muerde, con un chasquido distintivo, en lugar de simplemente desmoronarse en la boca. Esa textura única proviene del templado, un proceso lento pero importante en el que el chocolate se derrite y enfría repetidamente a temperaturas específicas para alcanzar una fase específica (hay seis en total, y la fase cinco es la ideal) donde se forma la estructura cristalina deseada.
Investigadores de la Universidad de Amsterdam se dieron cuenta de que el enfoque de los metamateriales podría usarse para mejorar aún más la textura y la experiencia de morder chocolate de alta calidad. Esto sucede al crear aún más chasquidos y fracturas a través de una estructura que es más compleja que la que se crea simplemente vertiendo chocolate derretido en moldes. Sin embargo, la idea no reemplaza el proceso de templado, que en realidad proporcionó algunos desafíos únicos cuando los investigadores recurrieron a las impresoras 3D para fabricar sus golosinas de chocolate.
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