
La corriente de los restomod no para de crecer. La llegada de los autos eléctricos ha potenciado esta actividad, que anteriormente se dedicaba a modificar motorización y suspensiones de un auto de colección pero dejando que su apariencia se mantenga similar al original.
Hoy, recrear un modelo de 40, 50 o 60 años pero dotarlo de un motor eléctrico es, además de más sencillo, muy atractivo para los amantes de esos modelos únicos que desean seguir utilizándolos a pesar de las nuevas normativas ecológicas.
Por esa razón, los potentes y voluminosos autos americanos, dotados con motores petroleros de gran cilindrada, son los modelos ideales para esta transformación. Así fue cómo surgió la inquietud de una empresa británica llamada Charge, para dar una segunda vida al más clásico de todos los Ford Mustang, aquel de 1967 que hizo famoso Steve McQueen un año después en la película Bullit.

De hecho, su nombre es Charge 67 y técnicamente podría decirse que no es un restomod porque no utiliza la carrocería original de un Mustang, sino que es una construcción completamente nueva basada en una plataforma eléctrica de Arrival, una startup inglesa dedicada a construir vehículos eléctricos utilitarios, pero su forma está replicada de tal modo que podría confundirse perfectamente con uno de ellos. La carrocería no está construida en chapa, sino en materiales compuestos y aluminio, lo que garantiza un menor peso para compensar el de una gran batería como la que aloja en toda la superficie del piso.
La mecánica si es completamente distinta a la original. Esta versión electrificada del Mustang no es tracción trasera sino integral, ya que tiene un motor eléctrico en cada rueda. Entre los cuatro impulsores, la potencia total acumulada es de 536 CV, con un torque impresionante de 1.520 Nm que le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en 4 segundos y marcar una velocidad máxima de 250 km/h. La batería tiene una capacidad de 64 kWh y su autonomía declarada por los fabricantes es de 322 kilómetros. La potencia máxima de carga es de 50 kW, lo que permitirá llegar al 80% de la capacidad de la batería en unos 60 minutos.

El Charge 67 no es una copia y nada más. Los propietarios de la marca lograron la licencia oficial de Ford para fabricarlo. Más allá de mantener la línea de carrocería, los aportes modernos se pueden ver en las ópticas delanteras que ahora son de luz LED periférica y en el diseño de una parrilla plana que sin embargo conserva la ubicación y forma de la original. Las llantas tampoco son las que lucía el Mustang de Bullit. Estas son de 18 pulgadas y están calzadas con neumáticos Michelin Pilot Sport 4S.
En el interior, el minimalismo toma más protagonismo con una pantalla de 12,8 pulgadas en el lugar de la consola central y un panel de instrumentos digital frente al conductor. A nivel de equipamiento, el Charge 67 se luce con navegador, sistema de carga inalámbrica para teléfonos celulares, un sistema de sonido con ocho vías, climatizador automático para el habitáculo pero también para el parabrisas y la luneta trasera, y los asientos son climatizados también. En cuanto a las asistencias a la conducción, el equipo de serie trae cámara trasera, control de crucero adaptativo y cámara para reconocimiento de señales viales.

Se van a fabricar 499 unidades a partir de 2023 y su precio será aproximadamente de 400.000 euros. Si bien por ese precio se pueden comprar muchos autos eléctricos modernos, para los amantes de los clásicos, y aquellos que todavía se resisten a las “uniformas” de los SUV actuales, tener un Mustang 67 eléctrico puede ser un pequeño lujo que se pueden dar.
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