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Cielo e infierno de Elizabeth Holmes: de recaudar 9 mil millones de dólares con una gota de sangre a 11 años de cárcel

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La fundadora de Theranos en desgracia, Elizabeth Holmes, se presentó en la prisión federal donde cumplirá una sentencia de 11 años.

Holmes, de 39 años, fue condenada a principios del año pasado por cuatro cargos de fraude relacionados con su fallida puesta en marcha de análisis de sangre.

A mediados de mayo, un tribunal rechazó su solicitud de permanecer en libertad bajo fianza mientras se consideraba una impugnación de la condena original.

Cumplirá su condena en una prisión de mínima seguridad en Texas.

Holmes se presentó el martes en la instalación federal en Bryan, Texas, que tiene entre 500 y 700 reclusos en un momento dado.

Está a unas 100 millas (160 km) al norte de Houston, su ciudad natal. Su llegada a las instalaciones fue confirmada por la Oficina Federal de Prisiones, que se negó a dar más detalles sobre su confinamiento, citando preocupaciones de privacidad.

Allí, la mujer que alguna vez fue anunciada como la multimillonaria hecha a sí misma más joven del mundo trabajará junto a otros reclusos por entre 12 centavos (10 peniques) y $ 1,15 (93 peniques) la hora, gran parte de los cuales se destinarán a los pagos de restitución ordenados por la corte a sus víctimas.

A principios de este mes, un juez de EE. UU. ordenó a Holmes y a su expareja romántica y comercial, el exjefe de Theranos, Ramesh "Sunny" Balwani, que pagaran 452 millones de dólares (364 millones de libras esterlinas) a las víctimas.

Balwani ya está cumpliendo una sentencia de prisión de 13 años en California por su papel en el plan.

Juntos, los dos están acusados de engañar a algunos de los inversores más ricos y destacados del mundo, incluido el magnate de los medios Rupert Murdoch y el exsecretario del Tesoro de EE. UU. George Shultz, para que respalden a Theranos.

La empresa, que alguna vez tuvo un valor de 9.000 millones de dólares, prometió que tenía tecnología que podía detectar enfermedades como la diabetes con solo unas gotas de sangre. La tecnología, sin embargo, nunca funcionó. La empresa finalmente colapsó en 2018.

Holmes ha ido a la cárcel. ¿También pagará a las víctimas?
Dentro de la rutina en la prisión de Elizabeth Holmes
Eileen Lupera, que perdió parte de sus ahorros al invertir en Theranos, le dijo a la BBC esta semana que está "contenta de que [la Sra. Holmes] tenga 11 años".

"Su arrogancia es increíble", agregó. "No creo que ella todavía esté asumiendo ninguna responsabilidad por lo que sucedió".

Holmes había luchado para mantenerse fuera de prisión mientras su apelación legal se abre paso en los tribunales. Argumentó que una demora le permitiría plantear "preguntas sustanciales" sobre el caso que podrían justificar un nuevo juicio.

Su equipo de defensa también argumentó que debería permanecer libre para cuidar a sus hijos, uno de casi dos años y el otro de tres meses.

La imagen de Holmes entrando a una prisión federal se erige como una terrible advertencia para otros jefes en Silicon Valley, donde los observadores han advertido durante mucho tiempo sobre una cultura de "fingir hasta que lo logres".

Aún así, es raro ver a los jefes tecnológicos ir a prisión por cargos de fraude.

El gobierno de EE. UU. espera que la difícil situación de Holmes disuada a los ejecutivos de hacer afirmaciones descabelladas sobre lo que su tecnología puede hacer mientras buscan respaldo financiero.


Elizabeth Holmes, con tan solo 19 años dijo haber desarrollado un sistema que podía detectar 240 enfermedades distintas con tan solo una gota de sangre
Elizabeth Holmes, con tan solo 19 años dijo haber desarrollado un sistema que podía detectar 240 enfermedades distintas con tan solo una gota de sangre
“En los negocios, la audacia es lo primero, lo segundo y lo tercero” (Thomas Fuller, clérigo y escritor inglés, 1608-1661)

El 30 de mayo de 2023 -dos años después de ser declarada culpable en cuatro cargos de fraude- al ingresar al penal federal de mínima seguridad para mujeres en Bryan, Texas, Elizabeth Anne Holmes, de 37 años, si conoce esa cita acerca de la audacia, seguramente maldijo al curita en cuestión. Porque eso y no otra cosa es la alfombra mágica que la llevó, en apenas catorce años, de la gloria al derrumbe…

Nativa de Washington D.C., padre y madre funcionarios, casi clase media alta, leyó de muy niña la biografía de su tatarabuelo, Christian Holmes, cirujano, ingeniero, inventor, medalla al valor en la segunda gran guerra, y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati. Nada más inspirador…

Eligió estudiar medicina, pero una fobia –bastante común, además– la detuvo: su pavor a las agujas.

Hacia 2002 era una brillante alumna de química en la Universidad de Stanford. Y por añadidura, una de las becarias del Presidente (en ese momento, George W. Bush).

Después de un período de entrenamiento en el Instituto del Genoma de Singapur, volvió a su país dispuesta a revolucionar el clásico sistema de extracción de sangre para su análisis en laboratorio, esencial para el diagnóstico médico.

"Inventé un dispositivo portátil, llamado Edison, que puede analizar el estado del paciente y predecir qué enfermedades puede tener en el futuro", le dijo a Channing Robertson, uno de sus profesores.

Gesto de asombro: Elizabeth Holmes tenía en ese momento… ¡19 años! Pero el profesor confió, la apoyó, y en septiembre de 2003 le concedieron la patente "8101402B2: dispositivo médico para monitoreo analítico y suministro de medicamentos".

La gran puerta al éxito estaba abierta…

Con el dinero ahorrado por sus padres para pagarle los estudios se instaló en Palo Alto, California, fundó la empresa Real-Time Cures, que luego rebautizó Theranosunión de "therapy" y "diagnosis", y empezó a trabajar en el sótano de una hermandad universitaria…, con Robertson como director de esa semilla que brotaría hasta dimensiones colosales.

Holmes logró que su empresa Theranos llegara a estar valuada en
Holmes logró que su empresa Theranos llegara a estar valuada en

Los primeros 400 millones de dólares le llegaron desde las arcas de la financiera de riesgo Draper Fisher Jurvetson: suficiente para construir una planta modelo y emplear a quinientas personas.

Dos cosas llamaban la atención: el férreo secreto que rodeaba el trabajo "para evitar competidores o inversores capaces de financiar a alguno de ellos", y en las entrevistas face to face con periodistas, la ausencia de parpadeo en los grandes ojos celestes de Elizabeth.

Según un periodista, "esa mirada fija e inmóvil podía denotar convicción, pero también obsesión y fanatismo".

Algo extraño sucedía también con su vestuario. De negro absoluto día y noche –tenía un placard con no menos de veinte atuendos iguales–, recordaba ¿deliberadamente? a la ropa inmutable de Steve Jobs, el genio de Silicon Valley que cambió el mundo…

Tanto, que empezaron a llamarla “La nueva Steve Jobs”, y a compararla también con Bill Gates Mark Zuckerberg.

La mirada y el vestuario no fueron la única rareza: según ex compañeros de trabajo y conocidos, Holmes también usaba a propósito un tono de voz extremadamente bajo con el fin de mostrar seriedad. La falsa voz contralto con un leve acento californiano y “algo robótica” se convirtió en una de sus marcas registradas.

En 2017, compró un husky siberiano. Pero aseguraba que era un “lobo”. Su mascota aterrorizó al personal defecando y orinando por toda la oficina, a pesar de que los científicos advirtieron que su cabello y excrementos podrían contaminar las muestras.

Aún así, apenas pasado un año de su fundación, Theranos estaba autorizada para operar en todo Estados Unidos, ofreciendo “más de doscientas pruebas diferentes de sangre sin necesidad de usar una jeringa”.

El método era perfecto: rápido, sencillo, sin dolor, más barato que una extracción de sangre convencional y recetada por médico, y sin más molestia que un leve pinchazo en el dedo índice. Luego, esa gota entraba a un proceso invisible y nunca explicado…

Como era de esperar, miles de pacientes optaron por someterse: ¿cómo no elegir un camino más barato y sin la ceremonia (para algunos, aterradora) de la aguja, la ampolla llenándose lentamente de sangre, y la ansiedad de esperar varios días el diagnóstico?

El dinero empezó a fluir a mares…

Cada vez más pacientes, más inversores privados –la poderosa Walmart arriesgó más de 100 millones sin saber qué era Theranos: sólo por el boca a boca–, y un consejo de administración que aventaba cualquier duda o sospecha: George Shultz, William Perry, ¡Henry Kissinger!

Y por si poco fuera, entrevistas privadas con el ex presidente Bill Clinton, tapa de Forbes con el título “Primera mujer en alcanzar una fortuna de más de mil millones por sí misma”, de casi todas las revistas famosas, desfile por los programas de tevé de más alto rating, y número 110 en la lista de los norteamericanos más ricos.

Cuando los inspectores llegaron a su laboratorio, descubrieron que no cumplía las normas mínimas de higiene
Cuando los inspectores llegaron a su laboratorio, descubrieron que no cumplía las normas mínimas de higiene

Theranos ya no albergaba sólo quinientos empleados. Había crecido en metros cuadrados, y cualquier visitante se asombraba al ver a legiones de técnicos encorvados sobre los instrumentos de análisis de la sangre, con guardapolvos níveos, barbijos, guantes, y una concentración que los asemejaba a estatuas vivientes…

Sin embargo, fuera de esa burbuja de éxito imparable y técnica revolucionaria –burbuja valuada en 9 mil millones de dólares–, la comunidad médica y algunos periodistas de investigación se hacían preguntas sin respuesta. Porque hasta un profano bien podía preguntarse por qué una gota de sangre tenía el mismo efecto y valor de diagnóstico que una ampolla de cinco o diez mililitros con el mismo contenido.

O por qué muchos pacientes se sometían al método Theranos sin receta médica…

Por cierto, desde el mundo profesional las preguntas –y las investigaciones– fueron más a fondo.

En febrero de 2015, John Ionnidis, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (la misma que Elizabeth abandonó a los 19 años), acusó a la empresa ante la Asociación Médica Americana "por usar a la prensa para emocionar al público y alejarlo de la revisación típica y necesaria anterior al diagnóstico y tratamiento".

Ese mismo año se sumó a la batalla el temido periodista John Carreyrou, investigador que ya tenía un premio Pulitzer en su escritorio, y estrella del Wall Street Journal.

Sus preguntas fueron una espada llameante…

¿Por qué la señora Holmes y su organización carecen de la aprobación de la Food and Drugs Administration (FDA, por sus siglas en inglés), ente del gobierno responsable de alimentos, remedios, cosméticos, productos biológicos, derivados sanguíneos?

¿Por qué su método no figura en ninguna de las revistas-biblia como The Lancet, Nature, etcétera?

¿Por qué se niega a explicar el funcionamiento de sus analizadores Edison portátiles amparándose en la protección del secreto comercial?

En 2015, Holmes fue nombrada miembro de la Junta de Becarios de la Escuela de Medicina de Harvard y fue nombrada una de las "100 personas más influyentes" de la revista Time.
En 2015, Holmes fue nombrada miembro de la Junta de Becarios de la Escuela de Medicina de Harvard y fue nombrada una de las "100 personas más influyentes" de la revista Time.

La verdad explotó en las páginas del Wall Street Journal: "La empresa dice que el Edison puede identificar hasta 240 desórdenes de salud con sólo una gota de sangre, pero no es así: apenas puede procesar 15 tipos de tests".

Sobre llovido, mojado. Una inspección sorpresa de la FDA descubrió que el laboratorio del subsuelo –más secreto que el paradero del Santo Grial– no cumplía los mínimos estándares de higiene, y –comparados– los análisis de la máquina Edison eran, respecto de los tradicionales, absolutamente fallidos.

Y la perla falsa de la corona: en los últimos tiempos y en algunos casos, el pinchazo en el dedo fue reemplazado por la extracción convencional de sangre con la excusa de que "ciertos pacientes necesitan exámenes más profundos".

Luego de los tres adjetivos más demoledores del Wall Street Journal (“los exámenes son poco certeros, engañosos y difamatorios”), Holmes, la maravilla dorada, debió enfrentar a la prensa.

En una entrevista de la NBC que la puso en apuros, se defendió… sin parpadear:

—Soy una víctima de las grandes corporaciones que se niegan a los cambios. Eso es lo que sucede cuando quieres cambiar las cosas. Primero creen que estás loca. Luego te combaten. Pero finalmente triunfa la verdad, y cambias el mundo…

Holmes enfrentará un juicio que podría condenarla hasta 20 años de cárcel.
Holmes enfrentará un juicio que podría condenarla hasta 20 años de cárcel.

Pero seis meses más tarde, en la misma cadena de noticias, abrió el paraguas:

—Todo lo que pasa en esta empresa es mi responsabilidad. Me siento devastada por no haber notado los errores a tiempo, y arreglarlos. Juro que reconstruiré mi laboratorio desde los cimientos, y que nunca pasará nada similar.

Pero otra famosa entrevistadora, Maria Shiver, la puso en la picota:

—Manejas una startup de salud. Estás jugando con la vida de otras personas. Los doctores prescriben medicinas basándose en los análisis de sangre que emiten tus aparatos. Uno creería que ese dispositivo está más que perfeccionado…

—Absolutamente. Y lo más devastador es que creíamos que así era.

No actuó sola. En pleno auge de la empresa asoció como director de operaciones a un tal Ramesh Balwani, que se convirtió en su pareja. Inseparable: llegaba con ella, se iba con ella, tomaba decisiones…, y la acompañó en el banquillo de la ley. En el juicio, ella lo acusó de abusos sexuales y psicológicos.

Holmes al llegar a la corte en 2019 (REUTERS/Stephen Lam/archivo)
Holmes al llegar a la corte en 2019 (REUTERS/Stephen Lam/archivo)

En 2015, abrumada por las acusaciones, las deudas con proveedores y las indemnizaciones a sus empleados, aquella colosal cifra de 9 mil millones de dólares tocó fondo. ¡A cero!

"La multimillonaria modelo de la nueva generación", cliché de la prensa para definirla, cargó con el sayo de "la peor emprendedora del mundo".

El lunes 3 de enero de 2022, un Tribunal de California concluyó que Holmes era culpable en cuatro cargos de fraude, considerando que engañó a los inversionistas para colocar dinero en su startup. Finalmente fue sentenciada a purgar once años en prisión.

Este 30 de mayo, Holmes vio cumplirse su temor más profundo: el instante en que cambió su negro y perenne ropaje por el enterizo color naranja de las presidiarias.

* Nota publicada originalmente el 15 de septiembre de 2019 por el periodista Alfredo Serra (1939-2020). Actualizada el 31 de mayo de 2023.



Disgraced Theranos founder Elizabeth Holmes has reported to the federal prison where she will serve an 11-year sentence.

Holmes, 39, was convicted early last year on four counts of fraud linked to her failed blood testing start-up.

In mid-May, a court rejected her request to remain free on bail while a challenge to the original conviction was considered.

She will serve her term in a minimum-security prison in Texas.

Holmes reported to the federal facility in Bryan, Texas, which holds between 500 and 700 inmates at any given time, on Tuesday.

It is about 100 miles (160km) north of Houston, her hometown. Her arrival at the facility was confirmed by the Federal Bureau of Prisons, which declined to give any more details about her confinement, citing privacy concerns.

There, the woman once billed as the world's youngest self-made billionaire will work alongside other inmates for between 12 cents (10p) and $1.15 (93p) an hour - much of which will go towards her court-mandated restitution payments to her victims.

Earlier this month a US judge ordered Holmes and her former romantic and business partner, ex-Theranos boss Ramesh "Sunny" Balwani to pay $452m (£364m) to victims.

Balwani is already serving a 13-year prison sentence in California for his role in the scheme.

Together, the pair are accused of duping some of the world's richest and most prominent investors - including media tycoon Rupert Murdoch and former US Treasury Secretary George Shultz - into backing Theranos.

The firm, once valued at $9bn, promised it had technology that could detect conditions such as diabetes with just a few drops of blood. The tech, however, never worked. The company finally collapsed in 2018.

Eileen Lupera, who lost part of her savings investing in Theranos, told the BBC this week that she is "glad she [Ms Holmes] got 11 years".

"Her hubris is beyond belief," she added. "I don't believe she's still taking any responsibility for what has happened."

Holmes had fought to stay out of prison while her legal appeal works its way through the courts. She argued a delay would allow her to raise "substantial questions" about the case that could warrant a new trial.

Her defence team also argued that she should remain free to care for her children, one who is nearly two and the other three months old.

The image of Holmes walking into a federal prison stands as a dire warning to other bosses in Silicon Valley, where observers have long warned of a "fake it until you make it" culture.

Still, it is rare to see tech bosses go to prison on fraud charges.

The US government hopes that Holmes's plight will deter executives from making outlandish claims about what their technology can do while hunting for financial backing.

Media caption,

The rise and fall of Elizabeth Holmes

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