Rafael Leónidas Trujillo Molina fue un militar y político dominicano. Dictador del país como generalísimo del Ejército Nacional, gobernó desde 1930 hasta su asesinato el 30 de mayo de 1961.
Hace 63 años el dictador Rafael Leonidas Trujillo subió a su Chevrolet Bel Air y, junto a su chofer Zacarías de la Cruz, salieron rumbo a San Cristóbal, sin imaginar que se dirigía hacia su ocaso.
La muerte del tirano fue planeada durante meses por un grupo de hombres que a pesar de tener cercanía con él, se sentían asediados por los crímenes que cometía Trujillo y los abusos de poder que durante más de tres décadas causaron sufrimiento al país.
El grupo de la acción encargado del deceso del dictador estuvo conformado por nueve hombres, quienes fueron Antonio de la Maza, Juan Tomás Díaz, Antonio Imbert Barrera, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Roberto Pastoriza, Huáscar Tejeda y el teniente Amado García Guerrero.
Estos se dividieron en tres autos para emboscar al “Benefactor de la Patria”, siendo el plan inicial secuestrarlo y hacerlo preso para posteriormente, comunicarlo al ministro de las Fuerzas Armadas, quien estaría a cargo de dar un golpe de Estado; no obstante, nada ocurrió según lo acordado.
Una parte de los conjurados siguió al déspota en un carro Chevrolet, color negro, mientras que los demás esperarían la señal “cuando se encendieran y apagaran tres veces las luces del vehículo” para adelantar y bloquear a Trujillo.
La señal no fue dada, pero tras observar que el auto ya seguía al dictador los demás decidieron actuar, rebasando el vehículo donde se trasladaba Leonidas Trujillo.
Aproximadamente a las 10:00 de la noche de aquel 30 de mayo, ocurrió el enfrentamiento que inició con el disparo de Antonio de la Maza, el cual hirió al sátrapa en un hombro.
Tras esto, un tramo de la George Washington se convirtió en el escenario de aquel hecho histórico que marcó la historia de República Dominicana.
Los complotados dispararon alrededor de 60 balas, de las que siete lo impactaron al tirano, quien en el enfrentamiento hirió en el vientre a Pedro Livio Cedeño.
Cuando el reloj marcaba las 10:10 de la noche, ya Trujillo estaba tendido en el suelo y muerto.
HECHOS DE IMPACTO
Durante la dictadura de “El Jefe” el país vivió bajo recurrentes crímenes y violaciones, siendo de las más recordadas el asesinato de las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, asesinadas junto a Rufino de la Cruz.
También, la denominada “Matanza del Perejil”, donde entre 15,000 y 20,000 haitianos fueron asesinados utilizando como excusa solucionar los problemas de la "migración ilegal".

Trujillo nació el 24 de octubre de 1891, en San Cristóbal. Ingresó al Ejército en 1919. En 1921 alcanzó el grado de capitán. En 1925 era comandante en jefe de la Guardia Nacional.
El 16 de agosto de 1930, a los 38 años, asumió el poder, iniciándose una de las dictaduras más sangrientas del siglo XX, caracterizada por la represión de toda oposición y por el culto a su personalidad.
Fue el responsable de la muerte de más de 50,000 personas, incluidos entre 10,000 y 15,000 haitianos en la célebre Masacre del Perejil. Fomentó relaciones diplomáticas y económicas con Estados Unidos, pero se alejó con su política de los demás países latinoamericanos.
Víctima de una conspiración fue asesinado a los 69 años, en el kilómetro 9 de la autopista Santo Domingo-San Cristóbal.
Euclides Gutiérrez Félix explica en su obra (Trujillo, Monarca sin Corona, Euclides Gutiérrez, páginas 65 a la 106), dos hechos planeados y dirigidos por el sápatras Trujillo que marcaron el inicío de la dictadura más cruel y sangrienta vivida en la historia dominicana.
Estos dos acontecimientos planeados y dirigidos por Trujillo, uno en el proceso de toma del poder, y el otro un año después de asumirlo, dan la medida para entender la habilidad de que era capaz.
Con el primer episodio el dictador puso fin al largo período del caudillismo rural y regional que había mantenido en zozobra y profunda anarquía al país desde la caída del gobierno de Buenaventura Báez en 1874.
Ordenó cortarle la cabeza al general Desiderio Arias, guerrillero y caudillo de la línea noroeste, quien era su “amigo”, pero encabezó un alzamiento con un grupo de seguidores contra el recién instalado régimen.
El teniente Ludovino Fernández cortó la cabeza al cuerpo de Desiderio Arias y la metió en un macuto hasta que Trujillo llegara al lugar donde se encontrarían.
Cuando Ludovino le dijo: “General le tengo la cabeza de Desiderio, Trujillo le respondió?: “Muy mal hecho por usted”.
Dispuso que un médico a su servicio preparara el cadaver, le uniera la cabeza al cuerpo cosiéndola de manera que no se viera que se la habían cercenado y mando una comisión a entregárselo a la esposa y transmitirle las condolencias a nombre del gobierno.
El segundo episodio se produce en el montaje del complot contra el Presidente Horacio Vásquez quien lo había ascendido a general de brigada, jefe del Ejército Nacional y lo consideraba como a un hijo.
Al enterarse del plan para derrocarlo, Vásquez visita a Trujillo en su despacho y le pregunta: “General deseo saber si soy su presidente o soy su prisionero?”.
Trujillo le contestó: “Señor, usted es mi presidente. Déme las órdenes que usted quiera”. Pero el complot estaba en marcha y el 23 de febrero de 1930 comenzaba otra etapa conocida en la historia nacional como La Era de Trujillo. Esos gestos cínicos y dramáticos lo graduaban como actor de primera categoría.

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