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En estos días, todo a nuestro alrededor nos dice que estamos en plena época de fiestas. Nos rodean las decoraciones navideñas, los villancicos y las canciones alusivas, el repiqueteo de campanillas que casi nunca escuchamos en otros épocas del año, las cajas y los papeles y los moños para los regalos. En fin, que todos nos impulsa a festejar.
“Pero hay mucha gente que no puede o no se siente con ánimos de hacerlo”, comenta María Lugo, Directora Senior de Iniciativas de Salud de la Hispanic Federation. “Por ejemplo, las que están solas y lejos de sus seres amados. O las que no tienen empleo o no ganan lo suficiente para comprar regalos”.
Mientras muchos celebramos estas fiestas con reuniones, comidas, regalos y felicidad, hay quienes sufren de depresión navideña, o, en inglés, holiday blues. Lo que los científicos llaman Desorden afectivo de la temporada de fiestas, una denominación más precisa porque aunque muchos sufren depresión, otros sienten tristeza, estrés, enojo o ansiedad.
El sector más afectado de la población es la comunidad hispana. Y, dentro de ese grupo, quienes más padecen esa condición son los hombres adultos.
“Se trata de un problema relativamente frecuente entre los inmigrantes, y en particular los inmigrantes recientes o quienes carecen de redes familiares o sociales”, añade María. “Y si se trata de inmigrantes que aún no participan en la cultura local, o no dominan el inglés, esa soledad puede ser mucho más profunda”.
Los expertos también nos dicen que el Desorden afectivo de la temporada se puede deber a una variedad de razones. Desde los cambios en nuestras actividades rutinarias debido a las fiestas, hasta la necesidad de permanecer encerrados debido al frío. Otro motivo es la menor exposición a la luz natural, y la sensación de que uno está obligado a ser feliz. Esto último se ha agravado en años recientes debido a que las redes sociales nos muestran imágenes engañosas de otras personas que podemos o no conocer dándose la gran vida.
Afortunadamente, hay ayuda para estos casos. El primer paso, nos dicen los entendidos, es aceptar que no es anormal tener sentimientos negativos durante las fiestas, sino que es algo que le sucede a muchas personas.
En segundo lugar, hay que cuidarse a uno mismo, quererse, protegerse. Hay que dormir suficientes horas, realizar actividades físicas y comer de manera sana. Y no excederse con las bebidas alcohólicas. El alcohol, contra todas las creencias populares, tiene efectos depresivos después de la euforia inicial.
“Pero lo más importante”, termina explicando María, “es pedir ayuda. Sin miedos, sin timidez, sin falso orgullo. Si tenemos un problema de salud física, vamos a un médico. Y si tenemos una lesión emocional, debemos buscar apoyo o tratamiento”.
A continuación, algunas de las agencias de la Hispanic Federation que ofrecen servicios de salud mental:
Una de ellas es COPAY (Community Organization for Parents and Youth), en Great Neck, Long Island, (516) 466-2509.
También en Long Island, Hispanic Counseling Center, (516) 538-2613, www.hispaniccounseling.org.
En Manhattan, el Instituto de la Familia Puertorriqueña, (212) 229-6942, www.prfiorg.com.
En Jackson Heights, Queens, está Voces Latinas, (718) 593-4528, voceslatinas.org.
Y en Manhattan está Comunilife, (212) 219-1618, www.comunilife.org.
Por supuesto, en caso de emergencia o crisis emocional, llamen a la línea de ayuda del Estado de Nueva York, al 988.
Si visitan nuestro sitio Web, o nos llaman al (866) HF AYUDA o al (866) 432-9832, podremos referirles a otras agencias de nuestra Hispanic Federation que ofrezcan esos servicios.
¡Celebren con nosotros el 34to aniversario de la Hispanic Federation, y hasta la próxima columna!
Frankie Miranda es el presidente de la Hispanic Federation
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