
Uno de los ejercicios principales del estudio consistió en una simulación con globos en una pantalla de computadora. Los participantes debían inflar un globo virtual con el objetivo de ganar dinero ficticio por cada bombeo. Sin embargo, si el globo explotaba, perdían todo lo acumulado. Según los resultados, los individuos que habían tomado acetaminofén inflaron los globos más veces, lo que aumentó la probabilidad de que estos estallaran, en comparación con los participantes que recibieron el placebo.
El investigador principal, Baldwin Way, explicó que el acetaminofén parece disminuir las emociones negativas asociadas con actividades riesgosas. “Las personas simplemente no sienten tanto miedo”, señaló. Este efecto podría deberse a que el medicamento reduce la ansiedad que normalmente se experimenta al enfrentarse a situaciones de incertidumbre.
“Es posible que, a medida que el globo crece, las personas que toman placebo experimenten un aumento de ansiedad ante la posibilidad de que explote”, explicaron los investigadores. “Cuando esta ansiedad se vuelve demasiado intensa, deciden detenerse. Por otro lado, el acetaminofén podría reducir esta ansiedad, lo que lleva a un mayor riesgo”.

Además del experimento con globos, los participantes completaron encuestas en las que evaluaron el nivel de riesgo de diversas situaciones hipotéticas. Estas incluían actividades como apostar el salario de un día en un evento deportivo, practicar puenting desde un puente alto o conducir sin cinturón de seguridad.
En una de las encuestas, los resultados indicaron que quienes habían consumido acetaminofén percibían menos riesgo en estas actividades en comparación con el grupo de control. Sin embargo, en otra encuesta similar, no se observaron diferencias significativas entre ambos grupos.
Los investigadores señalaron que, aunque los efectos del acetaminofén sobre la percepción del riesgo parecen ser leves, estos podrían tener implicaciones importantes debido a la amplia utilización del medicamento. Según Science Alert, aproximadamente el 25% de la población de Estados Unidos consume acetaminofén semanalmente, lo que podría influir en decisiones cotidianas relacionadas con la seguridad personal y social.

El estudio también se suma a investigaciones previas que han explorado cómo el acetaminofén afecta otros aspectos psicológicos. Según los expertos, este medicamento no solo alivia el dolor físico, sino que también puede reducir la sensibilidad emocional, disminuir la empatía y afectar funciones cognitivas.
A pesar de los posibles efectos secundarios identificados en este estudio, el acetaminofén sigue siendo uno de los medicamentos más utilizados y valorados en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo considera un medicamento esencial debido a su eficacia para tratar el dolor y la fiebre.
“Realmente necesitamos más investigaciones sobre los efectos del acetaminofén y otros medicamentos de venta libre en las elecciones y riesgos que asumimos”, afirmó Way. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, y abren la puerta a futuras investigaciones sobre los mecanismos biológicos y psicológicos que podrían estar detrás de estos efectos.
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