
Noticiario 1070, Hibi Radio
A medida que se acrecientan las deportaciones de haitianos que viven de manera irregular en los Estados Unidos y son desplazadas de su radio de acción criminal las bandas delincuenciales que hacen vida en Haití, es un hecho que su desahogo sea el territorio dominicano.
El propio presidente licenciado Luis Abinader conociendo esa realidad, dispuso a los mandos militares dominicanos una mayor vigilancia en la frontera, sobre todo en las provincias de Pedernales, Jimaní, Elías Piña y Dajabón, por ser las más cercanas con el pueblo haitiano.
El gobernante dominicano no debe dejarse tumbar el pulso de los señores de la oposición, que han condenado hasta la saciedad que su gobierno trataría como terroristas a las pandillas haitianas y que las enfrentaría al costo que fuere.
La posible situación en la frontera sería un reto no solo para el Despacho Presidencial, sino para las entidades que integran el Cuerpo de Seguridad del Estado, el garantizar la seguridad de la población y proteger la soberanía nacional, lograda el 27 de febrero de 1844, por la labor realizada por los Trinitarios y luego en el 1863, por los Restauradores.
En medio del sonido de los tambores de guerra de las llamadas Pandillas Haitianas, los militares dominicanos apostados en la frontera, tienen que dormir con un ojo cerrado y el otro abierto, para no ser sorprendidos y que estas puedan infiltrarse en el territorio nacional.
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