News

6/recent/ticker-posts

Weidel, Meloni y Le Pen: el ascenso de las mujeres que dominan tres de los principales partidos de ultraderecha de Europa

Son partidos que han defendido históricamente el modelo tradicional de la familia y de los roles de género, y que abjuran del feminismo.

Sin embargo, tres de las principales formaciones de extrema derecha en Europa, tradicionalmente feudos masculinos, están liderados por mujeres.

Y no solo eso: desde que ellas están al frente, sus formaciones han experimentado un crecimiento exponencial, obteniendo resultados históricos en los últimos años hasta convertirse en una de las principales fuerzas políticas en países como Alemania o Francia y llegar al poder en Italia.

Giorgia Meloni (1977) es, sin duda, la que más lejos ha llegado y una de las caras más visibles de la ultraderecha europea. La formación de la primera ministra italiana, Fratelli d'Italia (Hermanos de Italia), ha recuperado el lema que popularizó Benito Mussolini, "Dios, patria, familia", y ella misma se ha descrito así en numerosos mítines: "Soy Giorgia, soy una mujer, soy madre, soy cristiana, y eso no me lo pueden quitar".

En Francia, Marine Le Pen (1968) puede considerarse la pionera de las mujeres que lideran la ultraderecha europea. Heredera del partido que fundó su padre, ha logrado, a través de una maniobra de "desdiabolización" que le ha llevado años, ampliar las bases de la formación hasta convertirlo en el más votado de Francia.

La última en entrar en el club de las lideresas de la ultraderecha europea es la alemana Alice Weidel (1979), que encabeza Alternativa por Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). Bajo su dirección, el partido se ha posicionado como segunda fuerza política en el país en las elecciones que tuvieron lugar el domingo 23 de febrero.

Hace no tanto, sin embargo, los partidos de ultraderecha europea eran un reducto casi exclusivo de los hombres.

Marine y Jean Marie Le Pen.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Marine Le Pen se hizo con las riendas del partido que fundó su padre Jean Marie y le dio un vuelco.

Muchas de estas formaciones políticas europeas empezaron a emerger en los años 80, y los estudios académicos que los analizaron en esa década y las posteriores constatan una brecha de género muy marcada.

"Eran partidos votados fundamentalmente por varones y, sobre todo, por varones mayores, y eso tenía un reflejo también en los liderazgos", explica a BBC Mundo Guillermo Fernández Vázquez, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid.

Emergieron, además, en un momento en el que se estaban liberalizando las legislaciones sobre el aborto o sobre el divorcio, a lo que estos partidos se oponían con mucha fuerza.

Y tenían un discurso "como muy militarote, hablan de la pena de muerte y cosas así, y esto hace que no atraiga al electorado femenino, que piensa que quieren volver a encerrar a las mujeres en la cocina o retroceder en sus derechos", apunta el profesor.

Pero esto ha cambiado progresivamente.

Más voto femenino

En las últimas elecciones, el voto femenino de la Reagrupación Nacional, el partido que lidera Marine Le Pen, pasó del 20 al 30%. Los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni obtuvieron un 27% de votos de mujeres. A la zaga va la AfD de Alice Wiedel, con el 17% de electores mujeres en los últimos comicios, aunque es más del doble del porcentaje femenino que les votó en los comicios anteriores.

¿Qué ha sucedido?

Para Dorit Geva, profesora de Política y Género de la Universidad de Viena, hay un factor importante que supuso un giro en la estrategia e ideología de estos partidos.

Desde hace unos 15 años, la ultraderecha europea "se ha vuelto una ideología más híbrida, tomando elementos que solían ser reducto de la izquierda o el centro político, como el apoyo al estado del bienestar, que son socialmente más liberales", explica a BBC Mundo la investigadora.

Esto no significa que hayan abandonado parte de su antigua ideología, ya que, según Geva, "siguen siendo racistas y, especialmente, antiinmigrantes". Pero han abandonado esa idea de que "el lugar de la mujer está en la casa preparando la cena, han adoptado una cierta idea de igualdad de género, aunque ellos nunca usarían esas palabras", agrega la profesora.

Alice Weidel y otros dirigentes de AfD con banderas alemanas.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,El liderazgo de mujeres al frente de partidos de ultraderecha los ha hecho más atractivos al voto femenino.

Este cambio no solo ha favorecido el ascenso de mujeres a la primera fila de estos partidos, sino que ha desbloqueado el voto femenino.

El giro hacia una mayor defensa del estado del bienestar los diferencia de otros políticos extremistas como Javier Milei en Argentina, ya que no buscan privatizar o liberalizar de forma radical la economía.

"Defienden las instituciones públicas, no quieren acabar con ellas, pero dicen que los recursos tienen que ir a los nativos y no a los migrantes, a los que culpan de acaparar la vivienda social, el sistema sanitario o la educación pública", puntualiza Dorit Geva.

Este estado del bienestar, en el que se favorece, por ejemplo, las ayudas al cuidado de los hijos para que las mujeres puedan incorporarse al mercado laboral, ha favorecido la presencia de más mujeres en la primera línea de la política en Europa, no solo en la ultraderecha, afirma Mabel M. Berezin, profesora de Sociología y directora del Instituto de Estudios Europeos de la universidad de Cornell, en California.

"Son los beneficios del sistema europeo en contraste con el de, por ejemplo, Estados Unidos. Son sociedades más igualitarias en materia de género, independientemente de sus líneas sociales más conservadoras", analiza la investigadora estadounidense.

Esto explica que, si el sistema favorece que más mujeres participen en la política, también habrá más mujeres en la extrema derecha, "donde, sin duda, han tenido que romper un techo de cristal", afirma Berezin.

La investigadora destaca que, por ejemplo, Weidel fue directiva de Goldman Sachs y Le Pen es abogada de formación, por lo que son mujeres formadas y competentes.

Pero, ¿utilizan estas formaciones a las mujeres como estrategia para ablandar su imagen?

La respuesta no es tan clara.

"Madres coraje"

Su apariencia de dureza se ve, sin duda, suavizada por la presencia de mujeres al frente del partido. Pero no todas han llegado ahí como parte de una estrategia.

"Ellas reflejan el cambio que se ha producido en la sociedad, pero también han sido ellas las que han liderado ese cambio dentro de sus partidos, las que tuvieron la visión de que esos postulados también tenían cabida en la ideología radical de derechas", valora Dorit Geva.

Giorgia Meloni, su hija y el papa Francisco.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Meloni, en la imagen con su hija y el papa Francisco en 2023, hace hincapié en sus discursos en su faceta como madre.

En el caso de la líder francesa Marine Le Pen, Guillermo Fernández Vázquez apunta que en su ascenso se privilegió, sin duda, el hecho de ser parte del clan familiar que fundó el partido, liderado durante décadas por su padre Jean Marie.

Pero luego ella modela el antiguo Frente Nacional más a su imagen, en un proceso se conoce como "desdiabolización" y que pretende hacerlo más transversal y más presentable para un grupo mayor de franceses. Dentro de esa ruptura, incluso cambia el nombre de la formación a Reagrupación Nacional, intentando romper lazos con el pasado.

"Ella aprovecha que es una mujer para cambiar el partido y, sobre todo, para darle una nueva fachada y también una nueva propuesta, dulcificando sus postulados sobre el aborto o el matrimonio homosexual", señala el profesor de la Carlos III, autor de "Qué hacer con la extrema derecha en Europa. El caso del Frente Nacional".

Además, Le Pen, que se ha divorciado dos veces y tiene tres hijos, se muestra, según el investigador, "como una mujer moderna que entiende los problemas de las mujeres. En sus discursos suele decir que ella sabe lo que es un hogar monoparental, a las mujeres que tienen que trabajar y que criar a la vez, cómo es sentirse culpable cuando te vas a trabajar y dejas a tus hijos…".

Giorgia Meloni en Italia utiliza un discurso parecido en el que, al igual que Le Pen, "se presentan como madres, como protectoras de los niños, de las familias y del estado del bienestar, una especie de 'madres coraje' que les ha ayudado mucho a establecerse entre los partidos dominantes", agrega Dorit Geva.

Perfiles atípicos

El caso de Alice Weidel, coinciden los analistas consultados por la BBC, es algo distinto.

Fernández Vázquez sí considera que en el caso de la alemana, su perfil atípico podría haber sido un factor en su elección como líder de la AfD.

Weidel es una mujer lesbiana. Su pareja es de origen esrilanqués y con ella tiene dos hijos adoptados.

"Esto suele ser una estrategia en los partidos de extrema derecha, la de elegir a perfiles raros para que los medios o la oposición les ataquen menos. Es algo se suele suceder con los portavoces, por ejemplo, aunque no tanto con los líderes", apunta el investigador español.

Un cartel de Alice für Deustchland en un mitin de AfD.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Uno de los eslóganes de campaña de AfD fue "Alice für Deustchland!" (¡Alice por Alemania!), que recuerda al lema nazi prohibido de "Alles für Deustchland" (Todo por Alemania).

Uno de los grandes obstáculos que los partidos de extrema derecha han tenido que sortear es el de justificar que no son fascistas o nazis, que han dejado atrás ese pasado, añade Geva.

"Y una forma muy efectiva de hacerlo es teniendo una líder de partido que no lleva la vida típica de una mujer de valores conservadores, sino todo lo contrario", destaca la profesora de la Universidad de Viena.

Meloni tuvo hijos sin casarse, Le Pen está divorciada dos veces y ahora convive con una mujer, Weidel es lesbiana: "ninguna de ellas es el modelo tradicional de la buena esposa", concluye Dorit Geva.

Esta imagen moderna ha propiciado también que más gente joven se una a sus filas, ampliando su atractivo.

Jordan Bardella, por ejemplo, el actual presidente de la Agrupación Nacional, tenía 23 años cuando entró en la directiva del partido, que ahora dirige desde 2022.

El perfil de Weidel también atrae a un mayor número de jóvenes. La AfD fue la fuerza más votada en las recientes elecciones alemanas en la franja de 25 a 44 años.

A la vez, las tres proyectan una imagen de fuerza, se muestran asertivas y confiadas. "Pienso en Meloni, por ejemplo, que da una impresión casi masculina, de haber tenido que abrirse paso en la política a puñetazos", apunta Mabel Berezin.

"El peligro para las mujeres no soy yo, son los inmigrantes"

A diferencia de otros partidos de ultraderecha europeos, los que son liderados por mujeres han logrado romper esa antigua barrera que los identificaba con valores masculinos para seducir a más electorado femenino.

Le Pen, Meloni o Weidel no solo se definen como mujeres que entienden a las mujeres, sino como las únicas que pueden proteger sus derechos y el estilo de vida occidental en oposición a los migrantes que traen, a su parecer, ideas retrógradas.

"Ellas lo que dicen es: el peligro para las mujeres no soy yo, sino que son los otros, sobre todo los inmigrantes musulmanes", explica Fernández Vázquez.

Solicitantes de asilo de Siria y Afganistán en Berlín en 2015.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Tanto RN como Fratelli d'Italia o AfD han hecho de la migración su mayor enemigo. El gran flujo de solicitantes de asilo que llegaron en 2015 a países como Alemania y sus dificultades para integrarlos ha sido una de las causas del auge de AfD en las últimas elecciones.

En cuanto a los valores tradicionales que históricamente han definido a la extrema derecha europea, también se ha producido un cambio.

Mientras que para Fratelli d'Italia los valores familiares tradicionales siguen siendo más o menos importantes en temas como, por ejemplo, los relacionados con el aborto, explica Dorit Geva, no lo es tanto así para la Reagrupación Nacional o Alternativa por Alemania.

"RN se ha abierto a un mayor número de votantes, así que las bases católicas son solo una parte de su electorado y Le Pen se ha esforzado por que el catolicismo tradicional no fuera el centro de la plataforma del partido", detalla.

En el caso de AfD, no es para nada un partido de valores familiares tradicionales, agrega: "Es un partido complejo, con muchas fracciones a veces enfrentadas, algunas de ellas muy extremas, pero ninguna de ellas se define por un compromiso con estos valores.

"Feminismo propio"

¿Significa esto que defiendan el feminismo?

No, al menos no el feminismo intelectual u oficial, señala la profesora de la universidad de Cornell.

"Dudo que alguna de ellas se definieran como feminista, aunque sí defienden, de alguna forma, su propia versión del feminismo", dice Berezin.

También hay matices aquí.

Mientras que Meloni, como sucede con Donald Trump o el partido Vox en España, "hacen del feminismo un enemigo y dicen que es, básicamente, supremacismo, una ideología que quiere subvertir la biología", señala el profesor de la Carlos III, Le Pen y Weidel sí defienden una especie de feminismo propio.

Una mujer con un bote de humo morado en una manifestación en Francia.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Algunas de las lideresas de la extrema derecha europea defienden su propia versión del feminismo.

Reivindican conquistas como el derecho al voto o la libertad sexual, pero tienen muchos problemas con el feminismo de tercera o cuarta generación, todo lo que tiene que ver con lo trans, pero también con la violencia de género, explica el investigador.

El cambio que han traído estas tres mujeres a sus partidos no se ve reflejado en otras formaciones de extrema derecha europeas.

"Es curioso, porque conviven liderazgos femeninos poco convencionales como el de Marine Le Pen, Alice Weidel o incluso Meloni, con liderazgos viriles, que hacen un arma política del ser hombre y de presentar una cierta imagen imagen de la masculinidad", apunta Fernández Vázquez.

Santiago Abascal, líder de Vox, o Viktor Orbán, del húngaro Fidesz "un auténtico partido 'macho'", tal y como lo describe Geva, son ejemplos de ello.

La investigadora de la universidad vienesa apunta, sin embargo, a "una fascinante paradoja europea".

Puede que tradicionalmente la extrema derecha no haya tenido mujeres al frente, "pero la izquierda europea tiene un mal historial de mujeres que lideren partidos".

Publicar un comentario

0 Comentarios