
Daniel Noboa, el empresario y político que se convirtió en el presidente electo más joven de Ecuador, ha alcanzado un nuevo hito en su carrera política al ser reelecto para un nuevo mandato pese a varias crisis que debió enfrentar.
Con casi la totalidad de los votos escrutados, Noboa sumó casi 56% de los sufragios en el balotaje de este domingo que le permitirán continuar por cuatro años más en el cargo que asumió hace 17 meses.
La candidata opositora Luisa González, representante del partido izquierdista Revolución Ciudadana que lidera el expresidente Rafael Correa (2007-2017), obtuvo 44% de los sufragios y denunció un "fraude" en su contra, sin presentar pruebas.
En una región donde la reelección de presidentes ha pasado a ser rara, el triunfo de Noboa es llamativo porque Ecuador ha sufrido recientes episodios de violencia, dificultades económicas y escasez de electricidad.
"No son pocos los problemas que hay", dice la analista política ecuatoriana Caroline Dávila a BBC Mundo. "A pesar de todo eso, y teniendo muy pocos resultados efectivos en cuanto a la seguridad, este presidente sigue teniendo 40% de aprobación".
Ascenso y permanencia
Noboa ascendió de forma meteórica a la presidencia cuando su antecesor, Guillermo Lasso, recurrió a un mecanismo constitucional para disolver el Parlamento, que amenazaba con iniciarle un juicio político por presunta malversación de fondos, y llamó a elecciones anticipadas en octubre de 2023.
Tras un desempeño efectivo en los debates electorales, Noboa pasó de ser un asambleísta poco conocido a hacer historia como el presidente electo más joven de Ecuador, con 35 años, para finalizar el período que correspondía a Lasso.

Con estudios terciarios en Estados Unidos que incluyen una maestría en gobernanza y comunicación política, y tercera generación de una familia de empresarios acaudalados de Guayaquil que amasó fortunas exportando bananas, Noboa logró así lo que su padre Álvaro intentó sin éxito en cinco postulaciones a la presidencia.
Ecuador vivía una grave crisis de violencia asociada al narcotráfico: la tasa de homicidios cada 100.000 habitantes pasó de menos de siete en 2019 a 46 en 2023, y crímenes como el asesinato de un candidato presidencial estremecían al país.
A poco de asumir el gobierno, y tras la irrupción de un grupo de delincuentes armados en un estudio de TV que transmitía en vivo en enero de 2024, Noboa comenzó a desplegar una audaz política de seguridad.
Sus medidas incluyeron declarar la existencia de un conflicto armado interno y ordenar a los militares que asumieran tareas de vigilancia en las calles y en cárceles dominadas por bandas de narcos.
Estas decisiones fueron confirmadas en una consulta popular y la tasa de homicidios en Ecuador se redujo siete puntos el año pasado, a casi 39 cada 100.000 personas.
Si bien el país aún tiene uno de los mayores registros de homicidios en la región, y al inicio de este año hubo un repunte de la violencia, los expertos creen que Noboa sacó rédito electoral de sus medidas radicales.

"Los militares son una de las instituciones con mayor credibilidad en Ecuador", dice el analista político Santiago Cahuasquí a BBC Mundo. "Aunque las cifras siguen siendo muy parciales en cuanto a logros de seguridad, al parecer la gente percibe que la estrategia de militarización es positiva respecto a lo que había antes".
"Ha triunfado la continuidad de la guerra que declaró Noboa en 2024 muy en el ámbito narrativo", señala este docente de ciencia política en la Universidad Hemisferios, en Quito, y miembro del Observatorio de reformas políticas en América Latina.
¿Sin desgaste?
El presidente consiguió superar en estas elecciones el desgaste que pudo generarle el ejercicio del cargo, con un aumento de las muertes violentas en enero o diferentes polémicas que protagonizó.
Una de ellas fue la irrupción policial que autorizó hace un año en la embajada de México para arrestar a un exvicepresidente de Correa, Jorge Glas, que se refugió allí enfrentando una condena por corrupción.
El hecho provocó una crisis diplomática entre ambos países, pero a nivel doméstico la popularidad de Noboa seguía intacta y hasta subía algún punto.
Tampoco parece haber dañado demasiado la imagen del mandatario un enfrentamiento con su vicepresidenta, Verónica Abad, a la que evitó pasarle el poder para hacer campaña como establece la ley.

La estrategia de seguridad de Noboa también mostró sus riesgos en diciembre, cuando cuatro menores de edad que jugaban al fútbol en Guayaquil fueron detenidos por militares.
Sus cuerpos aparecieron luego carbonizados, con signos de torturas, y un juez envió a 16 militares a prisión preventiva en relación a este caso.
Distintos críticos de Noboa suelen tacharlo de autoritario por gobernar bajo el estado de excepción en diferentes lugares del país para aplicar sus políticas de seguridad, pero ninguno de esos señalamientos impidió su reelección.
"La gente dice: es alguien que toma decisiones, que no tiene miedo y alguien así podría enfrentar a las mafias", señala Ávila.
El expresidente Correa también era acusado de autoritarismo cuando gobernó enfrentado a sus opositores y medios de información, en un país que se polarizó ante su figura.
Luego de dejar el cargo, Correa fue condenado en ausencia por corrupción, algo que él atribuye a una persecución política en su contra, y actualmente vive en Bélgica.

En el tiempo que lleva en el gobierno, Noboa afianzó su partido Acción Democrática Nacional (ADN) como alternativa a la izquierda de Correa y aprovechó la "ventaja enorme" de ser a la vez presidente y candidato para hacer proselitismo electoral, señala Cahuasquí.
A su juicio, eso fue evidente con la visita que Noboa realizó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su residencia Mar-a-Lago (Florida) el 31 de marzo, a menos de dos semanas del balotaje.
Allegados a Noboa declararon que el mandatario solicitó ayuda a Trump para enfrentar la crisis de inseguridad que vive el país.
Unos días después, Noboa anunció una alianza estratégica con Erik Prince, líder de la empresa militar privada Blackwater y partidario de Trump, para la lucha contra el crimen en Ecuador, lo que fue visto por algunos como una operación de propaganda política.
Las dificultades económicas de Ecuador tampoco fueron óbice para la reelección de Noboa.
El país entró el año pasado en recesión, en medio de una crisis energética que provocó grandes apagones, y la tasa de pobreza aumentó dos puntos hasta 28% en diciembre.
Más poder
Si bien Noboa carecerá de mayorías parlamentarias propias, su grupo ADN tendrá una bancada ampliada de al menos 66 asambleístas en un total de 151.
"Eso significa que nuestras opiniones y nuestras resoluciones van a tener mucho más peso dentro del legislativo", dice Adrián Castro, asambleísta del partido de gobierno, a BBC Mundo.

Noboa ha señalado que uno de sus objetivos será promover una Asamblea Constituyente para reformar la actual Constitución que se aprobó en 2008, durante el mandato de Correa.
Cahuasquí cree que el gobierno podría además influir en la designación prevista de autoridades de 14 instituciones importantes del Estado, como la Fiscalía General, el Consejo Nacional Electoral o la Defensoría del Pueblo.
"El presidente de la República creo que va a jugar un papel relevante en lo que podría ser un proceso de concentración del poder", sostiene el analista.
El hombre que llamó la atención por su juventud al alcanzar la presidencia de Ecuador parece hoy más afirmado que nunca en el cargo.

El presidente Daniel Noboa ganó las elecciones presidenciales de este domingo en Ecuador, aunque la opositora Luisa González desconoció los resultados y habló del "mayor fraude que han visto los ecuatorianos".
Según los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE), con casi la totalidad de los votos escrutados, Noboa obtuvo casi un 56% de los votos frente al 44% de González.
Las actas marcaron desde temprano "una tendencia irreversible en los resultados. La autoridad electoral considera que el binomio ganador es el de ADN, conformado por Daniel Noboa y Maria Jose Pinto", dijo Diana Atamaint, presidenta del CNE.
"Hoy Ecuador ha votado por un presidente joven que ha trabajado por mejorar la vida de los ecuatorianos. Hoy es una jornada histórica, una victoria histórica de más de diez puntos, más de un millón de votos, que no deja duda de quién es el ganador", dijo Noboa al celebrar el triunfo.
Sin embargo, González desconoció los resultados.
"Revolución Ciudadana siempre ha reconocido una derrota cuando así lo han demostrado las estadísticas. Hoy no reconocemos los resultados presentados por el CNE", dijo ante sus seguidores González, que durante la campaña denunció que Noboa aprovechó su posición como presidente.
"Vamos a pedir el reconteo y que se abran las urnas", agregó la opositora, quien dijo que el país está ante el "mayor y más grotesco fraude que hemos presenciado los ecuatorianos".
La amplia ventaja lograda por Noboa se da en unos comicios que, según las encuestas, se preveían ajustados.
"Todos saben que estos resultados son imposibles", denunció en su cuenta en X el expresidente de Ecuador Rafael Correa, aliado de González.
Noboa, empresario y político de 37 años adscrito al partido Acción Democrática Nacional (ADN), y González, la candidata de Revolución Ciudadana, fundado por el expresidente Correa, habían sido los más votados en la primera vuelta en febrero.
El presidente de Ecuador había sumado entonces el 44,3% de los votos frente al 43,8% de González, lo que hacía presagiar este domingo unos resultados ajustados.

Reedición de 2023
Estos comicios fueron una reedición de la segunda vuelta de las presidenciales de 2023, celebradas de forma excepcional para completar el mandato inconcluso de Guillermo Lasso, quien disolvió el Parlamento en medio de un escándalo político.
Hace 18 meses Noboa se convirtió en el presidente más joven de la historia del país al derrotar a González por un ajustado 51,8% frente a 48,1%.
Este domingo la ventaja de Noboa fue mucho mayor.
Como en 2023, el azote del crimen organizado y el narcotráfico en Ecuador, así como la crisis económica y energética que atravesó el país en los últimos tiempos, estuvieron muy presentes en la mente de los votantes este domingo.
La seguridad es la mayor preocupación de 4 de cada 10 ecuatorianos, según las encuestas, una cifra similar a la de 2023.
Noboa enfocó su campaña anterior en la promesa de mano dura contra el crimen en pleno avance de las bandas criminales y violencia en las calles.
El asesinato del candidato Fernando Villavicencio había conmocionado al país semanas antes de aquellas elecciones y la sensación generalizada de inseguridad favoreció, según expertos, al entonces aspirante de ADN.
Después de 18 meses, los resultados en seguridad del gobierno de Noboa ofrecen un balance cuestionable.
Aunque logró ciertos avances iniciales, el Plan Fénix, que permitió la intervención de las Fuerzas Armadas en cárceles y calles, no logró la transformación que muchos esperaban, aunque ahora tendrá cuatro años para presentar resultados más convincentes y lo hará con una mayor representación de su partido en la Asamblea Nacional, el poder legislativo.
El promedio de asesinatos diarios bajó de 22 en 2023 a 19 en 2024. Sin embargo, la violencia repuntó con fuerza a inicios de este año: enero y febrero acumularon 1.529 muertes violentas, una media de 26 por día.
La lucha contra el crimen de Noboa además generó denuncias de abusos de derechos humanos.
El caso más grave fue el de los llamados "4 de Guayaquil", cuatro menores de edad detenidos por militares tras jugar un partido de fútbol en diciembre de 2024, cuyos cuerpos aparecieron calcinados con signos de tortura.

La gestión de Noboa
Proveniente de una influyente familia de empresarios, Noboa había debutado en la política como asambleísta apenas dos años antes, y su avance a la segunda vuelta se consideró entonces una sorpresa.
Sin embargo, con una imagen fresca y un discurso centrado en seguridad, logró capitalizar el voto anticorreísta y proyectarse como una figura de renovación que finalmente ganó el apoyo del electorado.
La situación era muy diferente en esta segunda vuelta: Noboa llegó al balotaje con el desafío de defender su gestión tras casi 18 meses en el poder.
Los momentos iniciales de su gobierno estuvieron marcados por una alta popularidad atribuida a su respuesta a la crisis de seguridad, que fue decayendo a medida que los resultados no llegaban.
En este contexto, Noboa intentó reposicionarse, con una campaña centrada en reforzar su perfil de líder fuerte frente a la posibilidad del regreso de la izquierda a la política de Ecuador y remarcó su cercanía con Estados Unidos y con el actual presidente de ese país, Donald Trump.
El resultado de este domingo parece avalar lo hecho en esos meses y ahora tendrá cuatro años por delante para avanzar su agenda.
"Pese a ser un presidente con resultados muy pobres y un personaje de poco carisma, sostiene un apoyo importante gracias a su equipo de campaña y al uso del aparato estatal", indicó a BBC Mundo antes de la segunda vuelta el politólogo Andrés Chiriboga.
Chiriboga también subrayó el respaldo que Noboa ha conseguido entre sectores clave del poder: "Cuenta con el apoyo de los altos mandos de la fuerza pública, del aparato judicial, y ha cultivado una relación muy cercana con Estados Unidos".
El presidente ecuatoriano viajó a finales de marzo a Estados Unidos para reunirse con el presidente Trump en su residencia de Mar-A-Lago, en Florida. Este encuentro se interpretó como un respaldo para Noboa.
"El Ecuador está cambiando, escogió un camino diferente: que nuestros hijos vivan mejor que nosotros. Ecuador quiere ser diferente, no regresar al pasado, seguir hacia delante en ese camino de paz y empleo", dijo este domingo

La denuncia de Luisa González
Luisa González, por su parte, era hace dos años una exasambleísta asociada directamente al expresidente Rafael Correa (2007-2017) -y por tanto a la izquierda ideológica ecuatoriana y latinoamericana- sin apenas experiencia en campañas nacionales.
Su candidatura se presentaba como la continuidad directa del proyecto de la Revolución Ciudadana, con un discurso reivindicativo del legado del correísmo que no logró captar suficientes apoyos fuera de su electorado tradicional.
Revolución Ciudadana "hizo una apuesta interesante por dar a la candidata más independencia. La figura del presidente Correa está presente pero de una manera más sutil", afirmó el politólogo Andrés Chiriboga.
El objetivo de esto era romper el llamado "techo" del correísmo, una opción política que cuenta con partidarios acérrimos pero que le cuesta ganar votos de centristas e indecisos, cruciales para superar el 50% en esta segunda vuelta electoral.
De acuerdo a los resultados de este domingo, parece que el "anticorreísmo" volvió a ser una gran fuerza política que jugó en contra de González y a favor de Noboa.
Y eso a pesar de que González hizo un giro ideológico para seducir a sectores más conservadores o moderados que tradicionalmente desconfían del correísmo.

González mostró una actitud más combativa, marcando distancias con Noboa y proyectando una imagen de firmeza para capitalizar el descontento de parte de la ciudadanía hacia el actual gobierno, con un discurso centrado en la mejora económica.
Tampoco pudo aprovechar para ampliar apoyos la alianza firmada en marzo con el movimiento indígena Pachakutik y el influyente líder indígena Leonidas Iza, un sector hasta hace poco enfrentado al correísmo por sus políticas extractivistas pero que también se opone a Noboa.
Tras conocerse los resultados, González denunció que hubo fraude, pero no mostró pruebas que lo refrenden.

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